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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 255 | Junio 2003

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México

Nace un nuevo movimiento convergente

En el contexto de las presiones de Estados Unidos contra México por el NO mexicano a la invasión de Irak, ha nacido una nueva convergencia popular. Agrupa frentes, coordinadoras, centrales, asambleas y redes de carácter social, sindical, civil y popular de todo México. Promueve la unidad nacional contra el neoliberalismo. Representa una gran esperanza.

Jorge Alonso

La historia del movimiento popular mexicano ha estado caracterizada por una constante búsqueda de convergencia. Han sido difíciles construcciones, las más de las veces de poca duración. Unos se desaniman porque la convergencia se escapa y siempre prevalecen las divisiones. Otros creen que, pese a los fracasos, la persistencia en la búsqueda de formas convergentes expresa una positiva tendencia estable que se resiste a sucumbir.

Ahora, en el contexto del enfriamiento de las relaciones entre el gobierno de Estados Unidos y el de México con motivo del NO mexicano a la invasión de Irak ha nacido una nueva convergencia popular. El contexto pasó por cuatro momentos. Primero: presiones para que México avalara la guerra en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Segundo: Fox no cede y explica su posición en un discurso a favor de la paz y del multilateralismo, muy aplaudido dentro del país, que le ha valido calificaciones por arriba de 80. Tercero: reacción fría y distante de Estados Unidos, con amenazas y veladas sanciones económicas, y con emisión de claros signos adversos: cancelación en la Casa Blanca de la celebración de la fecha patria mexicana del 5 de mayo -ya se estaba haciendo una tradición- y difusión en México de barajas similares a las esparcidas en Irak en donde aparecen los principales líderes del régimen de Sadam Hussein, en este caso con los rostros de quienes se habían opuesto a la guerra. En esta baraja, al Presidente Fox le tocaba el rey de espadas. Cuarto momento: intentos del gobierno mexicano por recomponer las relaciones con Estados Unidos, a los que el Congreso estadounidense contestó proponiendo que sólo tratará el asunto migratorio entre ambos países si México entrega su petróleo al capital yanqui.

LA MATRIZ: 14 NUEVOS FRENTES DE LUCHA

El antecedente inmediato de esta nueva convergencia naciente es la aparición, durante 2001 y 2002, de catorce nuevos frentes para luchar por los derechos humanos, contra el Plan Puebla Panamá, y tratando de evitar la venta de la empresa petrolera estatal PEMEX y de la industria eléctrica nacional al capital privado. Muchas de estas luchas tenían la novedad de no ser ya sectoriales.

Con esta reactivación de un movimiento social plural, a finales del 2002 surgió la iniciativa de unir a todos estos nuevos frentes. Se empezó así a delinear un espacio que ofreciera confianza a todos, evitando ideas vanguardistas y grupos conductores. Se solicitó la colaboración de personalidades que simbolizaran claridad y desinterés en su compromiso para que ayudaran en los primeros pasos de la convocatoria. Y se contó con la presencia del obispo emérito de San Cristóbal de las Casas don Samuel Ruiz, con el académico Pablo González Casanova, con Conchita de Nava, esposa de un dirigente de frentes cívicos y democráticos, y con Miguel Angel Granados Chapa, un periodista que ha contribuido a rescatar la confiabilidad en el organismo electoral.

120 ORGANIZACIONES DAN EL PRIMER PASO

Desde el comienzo, en este nuevo espacio se tenía la conciencia de no representar a todo el movimiento social mexicano, aunque sí a buena parte de él. Indagando las posibilidades de alguna fórmula unitaria, surgió la idea de conformarse como una promotora por la unidad nacional contra el neoliberalismo, no con carácter coyuntural sino estratégico y antisistémico.

El nuevo movimiento convergente se fue convirtiendo en un espacio para conocer diversos movimientos y en un lugar de información y de sintonía. Todo el proceso se fue dando con lentitud pero con solidez. La estructura organizativa era mínima y las reuniones eran mensuales. A lo interno, el juego
era muy libre.

Una constatación fue el enorme capital social movilizable que existe en el país, percibiéndose, a la par, la urgente necesidad de información y de construcción de consensos. Buscando las formas más eficaces para proseguir vinculados, quienes primero se unificaron construyeron una agenda mínima común y se dieron a la tarea de realizar un plan común, cuidando que las urgencias que había que atender -no eran pocas- no los atraparan. No se trataba de hacer un frente más, aunque fuera de otro nivel. Lo que se quería era generar una convergencia de nuevo tipo.

Hicieron un mapa de los movimientos sociales mexicanos, desde los más cercanos hasta los movimientos armados. Se analizó que el movimiento zapatista tenía su propio ritmo y que en estos momentos había elegido otra estrategia, cuestión que fue respetada. Aclararon que en lo electoral cada quien podría ir por su lado y no se forzarían posiciones unitarias. Otro punto de acuerdo fue considerar respetables todas las formas de lucha. No querían estancarse en debates sobre temas siempre polémicos. Se propusieron aprender de esfuerzos previos, y sobre todo aprender a oír y a discutir. Y optaron por un liderazgo colectivo, bastante horizontal. Conformada así, la promotora por la unidad nacional contra el neoliberalismo elaboró una primera declaración e invitó al encuentro para mayo de 2003.

Este primer paso convergente lo dieron 120 organizaciones de todo tipo y de las más diversas procedencias: sindicatos, movimientos de trabajadores en lucha por la democracia sindical, jubilados, agrupaciones campesinas, indígenas, universitarios, maestros, estudiantes, líderes culturales, cívicos, de derechos humanos, de mujeres, ecologistas, políticos. Entre las organizaciones estaba el emergente movimiento de los habitantes de Atenco, que meses antes habían expresado tanta combatividad y organización.

En su análisis, el nuevo grupo destaca que la aplicación del modelo neoliberal a través del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de otros organismos multilaterales durante más de dos décadas, ha provocado en toda América Latina un empobrecimiento creciente, la concentración de la riqueza en cada vez menos manos, el saqueo indiscriminado de los recursos naturales, la privatización del patrimonio nacional y de los servicios públicos, la pérdida de los derechos sociales básicos, un creciente flujo de migrantes, y el sometimiento de la soberanía nacional a intereses externos.

LA META: OTRA CORRELACIÓN DE FUERZAS

En México, la aplicación de este modelo ha acentuado la desigualdad social. El nuevo movimiento convergente no podía olvidar que se le ha negado a los pueblos indígenas el reconocimiento constitucional de sus derechos. Tampoco, la puesta en marcha de la privatización de PEMEX, que ha polarizado al país: la mitad de los encuestados está por no privatizar y la otra mitad se muestra favorable. Tampoco olvidaron la anunciada reforma laboral, que cercenará los derechos de los trabajadores y aumentará las ganancias a los inversionistas privados. Mucho menos, la nueva etapa del Tratado de Libre Comercio, que conducirá a un mayor deterioro en el campo mexicano. Sus análisis no dejan de lado el intenso proceso de expansión mundial imperialista en el terreno económico, político, cultural y militar.

En esta dinámica ubican la creación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) como marco para la regulación de las relaciones económicas y comerciales en todo el continente, y la imposición del Plan Puebla Panamá (PPP), del Plan Colombia y de la Iniciativa Andina.

Ante este diagnóstico, el movimiento considera indispensable unificar todos los esfuerzos y reunir todas las resistencias para hacer posible en México otra correlación política de fuerzas que permita derrotar al neoliberalismo y crear el marco de un nuevo orden justo.

PUNTOS CENTRALES DE UNA AGENDA UNITARIA

El movimiento hizo público su acuerdo para impulsar un proceso amplio y plural de Unidad Popular y Civil en lucha contra el neoliberalismo. Iniciaron la elaboración de un solo programa y de una agenda nacional. En una discusión abierta, enlistaron los puntos básicos de esa agenda.

El primero tiene que ver con la lucha por la democracia, con nuevas formas de representación y con mecanismos de democracia directa para la participación de la sociedad en la toma de decisiones.

Otro elemento clave es mantener la demanda del cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, con la meta de una nueva institucionalidad basada en la justicia que garantice el derecho al autogobierno y al ejercicio autonómico de las colectividades locales. Punto muy sensible es la desmilitarización de las regiones indígenas.

Otra meta planteada tiene que ver con las garantías al derecho a la información y con la democratización de los medios de comunicación. Otra es la urgencia de construir una nueva cultura política fundada en la ética, y una relación igualitaria y equitativa entre géneros.

SOBERANÍA NACIONAL Y SOBERANÍA ALIMENTARIA

Uno de los puntos nodales de la agenda se refiere a la defensa de la soberanía nacional. El nuevo movimiento se propone conseguir un nuevo orden mundial basado en la justicia, la paz, la dignidad, la democracia y la sustentabilidad, lo que supone poner freno a la expansión militar y a las guerras imperialistas. Estando entre los integrantes del movimiento muchos grupos campesinos, otra demanda fundamental se refiere a la soberanía alimentaria a través del fortalecimiento de la producción campesina.

Como en la mayoría de los movimientos antineoliberales, otro punto central es la cancelación de la deuda externa e interna. Otro, el rechazo a acuerdos comerciales como el ALCA, el TLC y el PPP. En cuanto a los derechos económicos, sociales y culturales, reiteran la posición de no aceptar la reforma laboral en marcha. Plantean, obviamente, el pleno ejercicio de los derechos individuales y colectivos, con el reconocimiento y respeto a la diversidad cultural, racial, sexual y generacional.

POR TODO EL PAÍS TODOS ESTÁN CONVOCADOS

La Promotora anunció que propiciaría la participación en todo el país impulsando reuniones, foros, encuentros regionales y estatales para generar discusión en torno a la Unidad Popular y Civil, en torno a la agenda y a las formas organizativas del movimiento.

Junto con la declaración elaboraron una invitación a las organizaciones sociales, civiles y populares, a sindicatos, redes, coordinaciones, frentes y movimientos de la sociedad civil de todo el país para que participaran en la preparación y realización de un Encuentro Nacional Contra el Neoliberalismo y por la Defensa de la Soberanía y la Independencia Nacional.
Como producto de todas las discusiones que se fueron teniendo en los primeros meses del 2003 se llegó a la formulación de la convocatoria, que incorporó elementos de la coyuntura mundial y nacional. La guerra de Estados Unidos contra el pueblo de Irak y la utilización de la fuerza para consolidar su hegemonía mundial y tratar de superar su prolongada recesión económica encendieron en todos luces de máxima alerta.

En el temario se propusieron la realización de un diagnóstico de la coyuntura nacional y mundial, la definición del carácter de la nueva organización, la elaboración de un puntual programa de lucha y la decisión sobre la estructura, el nombre, el lema y el emblema de la Promotora. La convocatoria quedó abierta a todas las organizaciones del país, independientemente de su carácter, dimensiones y orientaciones políticas, siempre que se opusieran al neoliberalismo y estuvieran dispuestas a unificarse en un frente común para defender la soberanía nacional y alcanzar un nuevo régimen político, económico y social que atienda las necesidades de alimentación, salud, vivienda, educación, empleo, tierra, recreación y justicia para todos los mexicanos.

Los participantes tendrían derecho a presentar ponencias y a participar en las mesas y en la plenaria del encuentro. Las comisiones de análisis, de enlace y de organización de la Promotora se comprometieron a presentar documentos para
la discusión.

POR LA PAZ EN IRAK ...Y EN MÉXICO

Mientras preparaban el encuentro, los integrantes de esta nueva organización no dejaron de participar en las luchas nacionales. Acudieron el 12 de abril a una de las marchas mundiales por la paz sin desaprovechar la movilización para denunciar que no se puede afirmar que México vive en paz.

En esta marcha fue leído un comunicado del Subcomandante Marcos. En él afirmaba que la guerra contra Irak trataba de mundializar el miedo y la sumisión, pero que también había mundializado la indignación. Que el gobierno de Estados Unidos había logrado en tiempo breve lo que al régimen de Hitler le había llevado años. Marcos arremetió de nuevo contra todos los partidos políticos y contra la clase política, que había convocado a otra marcha por la paz, en la que los políticos mexicanos no se atrevieron ni a nombrar a quien había perpetrado la guerra. Acusó a la clase política de pretender capitalizar el sentimiento de repudio que la guerra había provocado, recordando que esa clase se había unido en contra del reconocimiento de los derechos y la cultura indígena, lo que había significado la continuación de la guerra contra los pueblos indios de México.

UN GRAN ESFUERZO Y UN FINO TRABAJO

El esfuerzo organizativo del encuentro incluyó reuniones y talleres. Lo primordial era conseguir que fructificara la iniciativa unitaria de largo plazo. Un proyecto estratégico como éste, de largo aliento, obligaba también a amigos y a enemigos a definirse. Para evitar entramparse, se identificaron los puntos en los cuales los organismos participantes no tenían acuerdos y se dividían, evitando hacer planteamientos en ellos. Y se buscó maximizar los puntos en los que concordaban y se fortificaba la unidad. Por eso mismo se dejó de lado todo lo que oliera a partidario y a electoral.

Otra tarea ineludible era correlacionar la estrategia con las tácticas en un fino trabajo de combinar unidad y diversidad. Se plantearon como mecanismos indispensables la interlocución, la negociación y la construcción de consensos.

Como el organismo naciente se enfrentaría necesariamente con los poderes estatales, era también obligada una reflexión serena sobre la dinámica de esa relación. La preocupación por generar una metodología para la organización incluyente y para el funcionamiento ético y democrático de la Promotora fue notable. Un imperativo era avanzar en la cultura del diálogo: sólo a través de él podrían elaborar el plan de acción propuesto, con visión global, nacional, regional y sectorial. Y aunque era claro el deber de ir avanzando por etapas, el ritmo tan acelerado de los cambios mundiales los obligó a hacer cambios en su primera declaración. Como coordinación colectiva con funcionamiento democrático, su camino no podía ser otro que el de facilitar las redes sociales.

La Promotora desarrolló un escrupuloso trabajo para que se garantizaran las diferencias de las organizaciones participantes y para que la declaratoria de respeto a su autonomía no fuera algo meramente formal. En lo que había mayor claridad era en hacer de este movimiento un espacio de oposición al sistema dominante que alentara la recuperación del movimiento social. La finalidad era la construcción de una nueva hegemonía social con base en un proyecto de nación. Se constató que el mecanismo privilegiado para generar un ambiente de inclusión era la promoción de consultas y de espacios de deliberación. Durante todo el proceso, se convirtió casi en una obsesión el lograr disipar las posibles confusiones entre el corto, el mediano y el largo plazo.

ENCUENTRO NACIONAL: EL DIAGNÓSTICO

Por fin, el tan cuidadosamente preparado Encuentro tuvo lugar en la ciudad de México a principios de mayo. Acudieron 1,900 personas de 18 entidades y de un centenar de organizaciones civiles y sociales. ¿Diferencias con otro tipo de iniciativas similares? Ésta había ido surgiendo desde abajo. Entre los éxitos de la reunión hay que señalar el ambiente de tolerancia en el que se desarrolló el evento.

En el temario de los debates; un diagnóstico de la situación actual, el carácter y programa de lucha, la estructura, nombre, lema y emblema del nuevo movimiento, y los planes de construcción y de acción. Analizando el cambio producido en el país en el año 2000, se coincidió en que la alternancia en la Presidencia no había significado la transición democrática que requería México, pues el gobierno mantenía los privilegios de los grupos de poder.

Al diagnóstico de la primera declaración se le añadieron varios puntos: el triunfo de Estados Unidos en la guerra contra Irak había envalentonado a los neoliberales, lo que incrementaría la explotación, los bajos salarios y la violencia social. Se acusó a Fox de no haberse atrevido a condenar a Bush como responsable de la agresión al pueblo de Irak. Se afirmó que México había transitado del Estado Social al Estado Asistencial. Y se aclaró que en estos momentos ni el PRI ni el PAN constituían alternativas; y por las actuaciones de los gobiernos de Michoacán y de la capital, tampoco el PRD era visto con esperanza. Se le acusaba de haberse sometido al capital y de haber recurrido a la represión popular.

PUNTO FUNDAMENTAL: NI UNA LUCHA AISLADA MÁS

En el Encuentro se consiguieron mayores precisiones alrededor del programa. Y si en la etapa preparatoria predominaron los aspectos de resistencia -aun sin descuidar la elaboración de alternativas-, ahora se incorporaron puntos y énfasis con propuestas: derechos de los migrantes, generación de nuevas formas de producción, intercambio y comercio popular, plan de lucha por el empleo y demanda por la tierra. En relación a los migrantes hay que destacar que ya los ingresos por remesas superan los ingresos por turismo. Y que en los últimos años han muerto 1 mil 897 mexicanos al intentar cruzar la frontera.

En el Encuentro, el plan de acción experimentó pulimientos. Un primer compromiso versó sobre la difusión de los acuerdos. Otro dinamismo asumido fue el de la construcción de instancias estatales, regionales y sectoriales. Y aunque hasta entonces todo el esfuerzo organizativo había descansado en las redes de Internet -lo que se acordó mantener- se propuso editar un boletín y proseguir con los talleres de análisis. Punto fundamental fue la meta de procurar que cada vez haya menos luchas aisladas en México.

UN ENCUENTRO INDÍGENA CONVERGENTE

Como una primera expresión de esta nueva tendencia convergente se realizó a mediados de mayo en una comunidad mixe del estado de Oaxaca el Encuentro Nacional de Respuesta y Resistencia Mesoamericana a la Globalización Neoliberal, con la presencia de 400 delegados de más de un centenar de organizaciones. Fueron convocados pueblos y organizaciones indígenas, redes y grupos no gubernamentales.

En la reunión se ubicó una vez más al ALCA, al TLC y al PPP como muestras del despotismo gubernamental que privilegia los intereses de las grandes corporaciones. Los gobiernos de México y de Centroamérica fueron denunciados como “empleados de empresas transnacionales” y no respetuosos de los derechos de los pueblos indígenas. Los megaproyectos que han venido imponiéndose fueron calificados como una oleada de saqueo y de destrucción de los recursos naturales, y como una violación de los derechos sociales de la población, con pérdida de la soberanía nacional.
El lema de este encuentro fue “Por un futuro sin PPP ni ALCA”. Entre los acuerdos, se volvió sobre el tema del respeto a los derechos de las mujeres en lo concerniente a los usos y costumbres indígenas.

DEMOSTRAR CON ENSAYOS QUE OTRO MUNDO ES POSIBLE

El 20 de mayo, en actos públicos en la ciudad de México, se difundieron los planteamientos de la nueva convergencia. La constatación de que las resistencias aisladas, más allá de un simbólico heroísmo, no han cambiado la correlación de las fuerzas a favor de las causas populares ha ido conduciendo a la búsqueda de esta convergencia, horizontal y sin líder específico, que se ha propuesto el diseño de una estrategia en la que las propuestas concretas y parciales y los ensayos alternativos empiecen a dar prendas y señales de que otro mundo es posible.

Todo esto implica un distanciamiento del sistema político imperante, y en particular de las actuales expresiones partidistas. La intención es suscitar novedosas formas de hacer política que impidan las formas elitistas y la formación de núcleos dirigentes que se oligarquizan y caen en la dinámica de su propia reproducción.

El reto es enorme e impone una gran cantidad de energía innovadora. La hay. Y hoy ha nacido una gran esperanza ante esta utopía que comienza a dibujarse en el horizonte. Nos sirve para andar. Y hacia ella caminamos.

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