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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 66 | Diciembre 1986

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Nicaragua

Crisis económica: cómo sobrevive Managua

¿Cuál es el impacto de la crisis económica en la vida de los sectores populares de Managua? ¿Por qué el descontento económico del pueblo no se transforma en descontento político y por qué tanta inflación no provoca un rechazo del mensaje económico del gobierno revolucionario?

Equipo Envío

El retrato que hacen de Nicaragua muchos medios de comunicación internacionales presenta siempre rasgos estereotipados. Entre ellos, estos tres:

-Nicaragua es un país polarizado entre burgueses y proletarios.

-Es una nación en un caos económico: filas, escasez, incluso hambre... La inflación es tan terrible que todo el mundo tiene que entrar en el mercado negro para sobrevivir. El pueblo especula contra el pueblo, desapareciendo por completo los incentivos para la producción... En una situación así, el modelo está a punto de derrumbarse.

-El FSLN padece un creciente desgaste político a causa de la crisis económica provocada por los sandinistas más que por la guerra.

Envío pretende analizar el impacto de la crisis económica en la vida de los sectores populares de Managua y mostrar, desde algunos ángulos económicos e ideológicos, por qué el descontento económico del pueblo no se transforma en un descontento político y por qué tanta inflación no provoca un rechazo de la propaganda y del mensaje económico del gobierno.

Managua: ciudad peculiar, ciudad difícil

Managua es el lugar donde los periodistas internacionales pasan la mayor parte de su tiempo. En el cómodo Hotel Intercontinental esperan entrevistas con los dirigentes sandinistas, acuden a conferencias de prensa, se reúnen y cenan con líderes de la oposición y dedican algo de tiempo a "visitas turísticas" al mercado oriental o a los barrios de Managua. En Managua es donde se generan los estereotipos más extendido sobre la nueva Nicaragua.

Los sectores populares urbanos representan más del 80% de la población de todas las ciudades nicaragüenses y son casi un 45% de la población total de Nicaragua. Estos sectores fueron los protagonistas principales de la insurrección contra la dictadura somocista y son hoy piedra angular de la revolución sandinista. Aunque su comportamiento está estrictamente condicionado por la respuesta productiva y revolucionaria que dé el campesinado, se puede decir que así como vayan estos sectores urbanos así va la revolución. Son el mejor termómetro político del país. En la gran área metropolitana Managua-Masaya (a 30 kms. de Managua) los sectores populares urbanos suman más de 900 mil personas, algo menos de 30% del total de la población nacional.

Con respecto a la población nacional, el área metropolitana Managua-Masaya es una de las áreas metropolitanas más grandes de este hemisferio, con un nivel de hiperurbanización más alto aún que el que existe en Ciudad México o Santiago de Chile, que concentran a un 19% y a un 33% de la población nacional, respectivamente. Sólo Uruguay, con Montevideo, tiene una capital que reúne un porcentaje de población nacional más alto que el que se da en Managua-Masaya. Pero Montevideo es un centro metropolitano urbano de gran desarrollo, es una gran capital, mientras que Managua nada tiene de "urbe" y poco tiene de capital. Es, más bien, un inmenso y disperso pueblo rural.

Managua es una ciudad difícil. Lo que hay en ella de rural está bien lejos de cualquier bucolismo. Llena e polvo en verano y de lodo durante los meses de lluvia, la ciudad -sin apenas señalizaciones, sin casi ninguna acera- es una larga cinta extensa, como producto del terremoto de 1972. En una ciudad sin centro, salpicada de inmensos baldíos, pasto de un ganado que circula por las calles la par que los vehículos.

"Los escombros", cicatrices del terremoto, son testigos permanentes de una tragedia que marcó a la ciudad. Los cascarones de algunos edificios y los infaltables baldíos evidencian que la capital que fue ya no es más que una suma de referencia incomprensibles para el que viene de fuera. "De donde fue...": muchas direcciones comienzan así. De donde fue un arbolito, de donde fue tal o cual comercio, de donde estuvo aquel otro oficio... El transporte y la comunicación, en esta Managua calurosa y enredada como una gran kasbah tropical, fueron ya muy difíciles antes de la guerra. Hoy se han vuelto casi imposibles. Además, Managua carece de lugares para el ocio o para la diversión, a excepción de algunos deficientes terrenos de béisbol o de unos cuantos cines mal acondicionados en donde, por la escasez de divisas, películas de hace 10 ó 15 años son ahora "estrenos". La ciudad, con una pobreza que salta a la vista, aunque libre de ese complemento de la pobreza que es el hacinamiento, es increíblemente tranquila con mínimos índices de delincuencia en comparación con otras capitales del continente. Custodiada por el perfil del Momotombo, Managua se acuesta temprano. A las nueve e la noche reina la oscuridad y la ciudad parece abandonada.

Por todo esto, y por muchas cosas mas, esta ciudad, aún en su período económico más dinámico (1973-1982) hubiera ofrecido a cualquiera de los periodistas internacionales acostumbrados al desarrollo de otras capitales realmente urbanas del hemisferio, la imagen de una gran pobreza y de un "caos económico".

Managua es una ciudad nueva llena de inmigrantes campesinos. En 1940, tenía solamente 62,500 habitantes. Hoy tiene un millón. La capital de Nicaragua es una criatura de la dictadura somocista, producto de un modelo de desarrollo agroexportador de enclave, que cerraba camino al desarrollo de la clase campesina y que estimuló, en esta ciudad de los Somoza, un extraordinario ritmo de crecimiento.

Hoy en día Managua es la ciudad nicaragüense más golpeada por la crisis económica. Sin ver la guerra, la padece en sus múltiples manifestaciones económicas. Los padecimientos son mayores, porque hasta el triunfo revolucionario la población de Managua era, en lo económico, la mas privilegiada del país. Después del triunfo, los subsidios para todos los productos de la canasta básica, para el transporte y las facilidades para el mejoramiento de la vivienda, aliviaron enormemente la vida del pueblo de Managua, que había sufrido tantas destrucciones con la insurrección. Tantas ventajas atrajeron a más campesinos. La Managua revolucionaria continuó siendo la desembocadura de oleadas de inmigrantes del campo, a ritmos aún más acelerados que los que se daban en los últimos años de la dictadura.

En contra de las imágenes populares que existen sobre la migración campo-ciudad, la inmigración a Managua no fue y no es hoy tampoco una migración dirigida directamente a la capital. Va por etapas. Del campo a las ciudades cabeceras departamentales, de ellas a las ciudades que circundan a la capital y sólo al final, a Managua, donde se pasa, también escalonadamente, por varios barrios hasta establecer el hogar definitivo. Los estudios de casos muestran que los llamados "barrios nuevos" de Managua no son de migrantes campesinos recientes, sino que son la cola de un viaje que empezó hace 15 años en una empobrecida comarca campesina de Estelí, de León o de Matagalpa, de Jinotega o de Chontales.

La proliferación de barrios nuevos es uno de los rangos más característicos de la Managua sandinista. son dos los tipos de estos "barrios nuevos": los barrios de urbanización progresiva y los asentamientos espontáneos.

Los barrios de urbanización progresiva se originaron durante 1980-82, con una reformar urbana no planificada, producto de la presión de los sectores populares sobre su nuevo gobierno.

Inmensas áreas de Managua fueron invadidas por familias que por su pobreza se habían visto obligadas a vivir hasta entonces con dos o tres familias más en una misma cosa o en chozas ubicadas en las orillas de los cauces que atraviesan managua o junto al lago -altamente contaminado por las políticas urbanas del somocismo- o en otros lugares insalubres. En estos barrios, la Junta de Reconstrucción de Managua y el ministerio de la vivienda y Asentamientos Humanos (MINVAH) apoyaron las iniciativas populares con programas de luz eléctrica, agua potable y otras infraestructuras urbanas. Contando otras urbanizaciones progresivas que se dieron después del terremoto -como la del barrio Open 3, llamado después Ciudad Sandino-, la población que vive en este tipo de barrios es más de un cuarto de millón de personas, más del 20% de la población total del área metropolitana Managua-Masaya.

Por su parte, los asentamientos espontáneos, producto de ocupaciones recientes que todavía no han recibido los apoyos estatales, representan otro 4 ó 5% de la población capitalina.

Qué pasa en Managua: los resultados de una investigación

Pocas investigaciones serias hay sobre lo que pasa entre los sectores populares en esta Managua, de fisonomía tal alterada por las oleadas de migración campesina, por "la avalancha campo-ciudad", como se ha bautizado este reciente fenómeno social. De ahí el significado de la investigación realizada por estudiantes de la Escuela de Sociología de la Universidad Centroamericana (UCA) sobre la que hoy se basa envío .

En esta investigación se utilizó la metodología de estudio de casos, para poder analizar cualitativamente la complejidad de la conciencia económica y política de las clases populares de Managua.

Sondeos de opinión pública hechos recientemente en Nicaragua indican que los niveles de apoyo político al FSLN son tan altos como siempre. Pero estos sondeos no descubren, por ejemplo, ni los cambios en la calidad de este apoyo ni señales de nuevas tendencias en la conciencia popular ni cuáles serían las fisuras en este apoyo político los caminos de profundización de las actitudes anti-imperialistas.

Una investigación cualitativa, como la hecha por la UCA, no pretende tener una absoluta representatividad. Más bien, busca generar hipótesis sobre la relación entre la guerra y la crisis económica, sobre las estrategias de sobrevivencia popular para enfrentar esa crisis, sobre la aceptación del mensaje económico sandinista y sobre la conciencia política de las clases populares.

Para captar estas relaciones y dinámicas en la conciencia popular, los estudiantes pasaron entre 15 y 20 horas hablando con cada una de las familias seleccionadas. Para la selección de los casos se hizo una pre-encuesta entre unas 120 familias, que llenaron una ficha pre-censo, en la que se indicaban las siguientes variables: miembros de la familia (edad y sexo), cabeza de familia, fuente principal de ingresos, años de residencia en Managua, origen de los padres, nivel económico (en comparación con otras familias del barrio), nivel de participación política en organizaciones sandinistas, nivel de participación religiosa y grado de confianza y apertura que mostró al encuestador.

De estas 120 familias se seleccionaron 50 según dos criterios fundamentales. Se trataba de captar la mayor variedad posible de estrategias de sobrevivencia popular. Y se trataba de estudiar esas estrategias dentro de los barrios populares más nuevos de Managua, tanto los desarrollados después del terremoto de 1972 -Ciudad Sandino, Colonia Centroamérica, Ducualí- o los que nacieron después del triunfo revolucionario -Jorge Dimtrov, Nueva Libia, Georgino Andrade, El Recreo-. Por otra parte, la Escuela de Sociología tiene planificado hacer más estudios de caos entre familias de los barrios más acomodados, bien sean los de las capas medias, como Altamira, y otros barrios populares de más larga historia, como Monseñor Lezcano.

Finalmente sólo 45 casos seleccionados tuvieron la calidad de información necesaria para ser incorporados al estudio.

El estudio de la Escuela de Sociología de la UCA privilegió los barrios de urbanización progresiva, donde la revolución, con sus políticas de vivienda, ha logrado una firme alianza con los pobladores, apoyando y potenciando su lucha económica, al facilitarles que levanten su propia vivienda y accedan así a una vida mejor.

Múltiples testimonios de una vida mejor

Y es esta realidad una de las cosas que aparecen con más claridad en la investigación, en múltiples testimonios:

-"Después del triunfo, compré aquí el terreno; de parte de la organización me ayudaron con materiales, con el acarreo, y yo puse la mano de obra. Esto, para dejarle una vivienda a los chavalos. Tener casa propia y ya no andar alquilando. Cuando la dictadura no tuvimos oportunidades".

-"Ahora, eso sí, tengo mi casita. Antes posaba".

Uno de los sueños arraigados en las clases populares es poder "dejarle una casa" a los hijos. Entre los encuestados, había una empleada doméstica que sufrió durante mas de un año, demorando una necesaria operación de hernia, porque temía morir en la operación y dejar su nueva casa sin terminar.

Así, trabajar, vivir y hasta defender la revolución puede resumirse en el logro de esa casa, como lo dice otro trabajador:

-"Hay que trabajar a lo buey. Si no, nos morimos de hambre. Defender la revolución en la mañana. Primero Dios, quiero comprender mi casita, pues si muero le dejo algo a mis hijos y mis señora".

El estudio de la UCA descubrió cuatro estrategia familiares de sobrevivencia entre las clases populares.

Cada una de estas estrategias determina distintas aproximaciones a la realidad económica del país (Ver Cuadro 1).

Cuadro 1



1.- La estrategia familiar del obrero por cuenta propia en ascenso.

2.- La estrategia de la familia asalariada.

3.- La estrategia del colectivo productivo de mujeres.

4.- La estrategia de la madre soltera, de la mujer abandonada y de otras familias marginadas.

Lógicas complejas y "secretos de familia" en las estrategias de sobrevivencia

Las estrategias de sobrevivencia popular operan con lógicas complejas, informales e íntimamente ligadas a los "secretos" de la familia popular. Frene a semejante jungla de complejidades, la Escuela de Sociología de la UCA estudió la estrategia de sobrevivencia como una lógica económica que se mueve sobre tres ejes básicos:

-Una táctica de "defenderse" -como dice el pueblo-, cambiando o mezclando varios tipos de inserción en el mercado de trabajo.

-Una táctica de lograr "buenos conectes" -como también dice el pueblo-, para conseguir los trabajos mejor pagados, los canales de abastecimiento más favorables y los mercados más ventajosos.

-Una táctica de movilizar las relaciones familiares y todas las tareas de reproducción familiar alrededor de la búsqueda de las mejores condiciones y conectes para sobrevivir.

La estrategia de sobrevivencia de las clases populares de Managua es la suma de una larga serie de decisiones coyunturales, en las que se mezclan exitos y fracasos en el manejo de las tres tácticas señaladas. Una estrategia de sobrevivencia no es una opción fríamente calculada por la familia popular. Es el resultado de una combinación de astucia, ingenuidad y suerte no planificadas.

Entre las clases populares predomina un tipo de estrategia múltiple, en la que se combina el trabajo asalariado con los trabajos por cuenta propia -de artesanía o de servicios- y el pequeño comercio.

De las 4 estrategias identificadas en el estudio, la 1, la 3 y la 4 participan como artesanos, empleadas domésticas y pequeños comerciantes en el sector informal urbano (SIU). El SIU representa un 45% de la población económicamente activa de Managua. En el SIU se incluye un inmenso sector:

-Empresas familiares y actividades por cuenta propia productiva (CPP) por cuenta propia de servicios (CPS) y por cuenta propia comercial (CPC) que tiene como principal objetivo asegurar la sobrevivencia de las familias involucradas.

-Empresas cuya actividad de consumo es difícil de separar de la actividad productiva o comercial, como es el caso de las vivanderas (vendedoras del mercado), que dan de comer a sus hijos de los productos que ellas venden.

-Empresas que no entran en las estadísticas oficiales ni gozan de los beneficios sociales.

La estrategia familiar del obrero por cuenta propia en ascenso

En esta estrategia, la figura central es el obrero cualificado, el trabajador que ha encontrado en la política económica del gobierno un espacio para crear o expandir su pequeña empresa familiar. Son éstas las familias más acomodadas entre las clases populares. Si no fuera por la guerra, habrían entrado ya a formar parte de los estratos bajos de las capas medias de Managua. Son familias en ascenso.

La familia de Roberto y María es un ejemplo del plus-esfuerzo necesario para lograr este ascenso dentro de las clases populares. Roberto, obrero de 39 años, aprendió varios oficios durante su juventud, especializándose en el de electricista. hace 10 años consiguió empleo cuidando las instalaciones de la cadena de Supermercados de Nicaragua. Como electricista asalariado, ganaba en junio/86 30 mil córdobas mensuales más el buen abastecimiento del que gozan actualmente los trabajadores de los Supermercados. Roberto utiliza, además, su puesto de trabajo asalariado como una especie de oficina para atender su propia empresa de mantenimiento eléctrico.

Los fines de semana, Roberto trabaja como "rumbero" (trabajador eventual, hacelotodo), gana 120 mil córdobas mensuales. Con otros rumberos, Roberto está organizado también en una cooperativa creada únicamente para recibir los insumos eléctricos que importa un buhonero, que trabaja legalmente, con la autorización y el control del Estado. En horas libres Roberto cultiva la tierra en una gran huerta que él y otros vecinos han hecho en un baldío de su barrio, Ciudad Sandino.

En este tipo de familia, el hombre es normalmente la autoridad de la casa, aunque pasa la mayoría de su tiempo trabajando fuera. La mujer es habitualmente cautiva del tradicional papel de ama de casa. Antes, María cosía ropa en la casa para sus niños y para vender y así aportar algo económicamente, pero con la escasez de tela se ha tenido que colocar como empleada doméstica en Altamira, un barrio de clase media. En varios casos, la actual crisis ha contribuido a situaciones de este tipo, en las que la mujer se "libera" de la casa.

En esta estrategia, los niños están sometidos a un fuerte y disciplinado régimen de trabajo: ayudan en las labores domésticas de la casa y son aprendices del trabajo del padre. La familia tiende a ser pequeña. Roberto tiene dos hijos (13 y 12 años) y dos hijas (5 y 3). Este tipo de familia suele ayudar económicamente a familiares menos acomodados.

Otros casos familiares en este grupo son los de obreros que han dejado su trabajo asalariado para dedicarse a su pequeña empresa, donde normalmente contratan a un par de hombres que los ayudan en su trabajo como pequeños contratistas de la industria de la construcción o en la predicción de bienes de consumo popular. Otros son artesanos cualificados.

Como se puede ver en el Cuadro 1, los ingresos de la familia en esta estrategia provienen fundamentalmente de las actividades por cuenta propia productiva (CPP), que representan un 50% de los ingresos. Los servicios les aportan el 23%, el trabajo asalariado el 17% y el comercio que realizan un 10%. El comercio no es parte de la estrategia de sobrevivencia en la mayoría de los casos estudiados. Sólo dos de los casos estudiados son también comerciantes. La estrategia de trabajo es mixta, como vimos en el caso de Roberto, que gana salario, produce alimentos con sus vecinos, trabaja por cuenta propia haciendo nuevas instalaciones eléctricas en casas nuevas -trabajo productivo en la industria de la construcción- y presta servicios arreglando instalaciones viejas. Su fuente principal de ingresos es la producción. Así sucede en la estrategia del obrero en ascenso.

La estrategia de la familia asalariada

Los estudiantes de Sociología de la UCA tuvieron problemas para encontrar familias que vivieran únicamente de sus salarios. Seleccionaron 15 casos que, supuestamente, eran familias proletarias, pero al analizarlos mas profundamente sólo 6 de esas familias dependían solo de los salarios y, en realidad, nunca exclusivamente de ellos, como se ve en el cuadro 1. Hay que señalar que tres de las familias estudiadas venían de una pobreza extrema, con significativos niveles de enfermedad, que les obstaculizaban realizar trabajo por cuenta propia en el sector informal. Estas familias no eran, pues propiamente proletarias sino, mas bien, parte del sub-proletariado. Su opción por trabajar asalariadamente -como cuidadores/vigilantes de centros de trabajo- fue motivada por razones personales, a causa de sus limitaciones físicas. Así lo expresó un hombre:

-"En el trabajo gano poco. Si estuviera bueno, pues estoy enfermo, trabajaría por otro lado". Las familias que pueden buscan realizar actividades por cuenta propia en ese "otro lado", ya que la estrategia puramente asalariada no tiene perspectivas en la Managua de hoy.

Las otras tres familias que vivían básicamente de sus salarios eran las que tenían los ingresos per capita mas altos de todos los casos. Pero los lograron dentro de una estrategia denominada clan asalariado, porque la familia se defiende económicamente acumulando un gran numero de trabajos asalariados. La mayoría de estos trabajos asalariados son de tipo profesional -secretarias, enfermeras, profesoras, funcionarios del gobierno, etc.-, no de trabajadores manuales.

En el caso de la familia de Humberto y Cecilia, hay cinco asalariados, Humberto es un obrero cualificado de 62 años y Cecilia, su esposa, es ama de casa y activista en los comités de Defensa Sandinista del barrio. Como en las otras familias que encontramos dentro de esta estrategia, los hijos son mayores y contribuyen con sus salarios al fondo común de la familia, apartando cada no los que necesita para ropa y almuerzos. Jaime, de 24 años, es técnico de telecomunicaciones. El y su esposa, María, tienen dos hijos pequeños. Ella es enfermera en el hospital militar y Cecilia cuida a sus nietos mientras María trabaja. Jaime y María están estudiando en la universidad en el turno nocturno. La hermana de Jaime, Josefina, es una sicóloga graduada en la universidad y trabaja a tiempo completo como militante del FSLN. Carlos, el hijo mas joven, trabaja como profesor de secundaria.

Esta familia o es el modelo clásico de familia proletaria, pero en Nicaragua solamente un tipo de familia asalariada así es la que puede sobrevivir en la crisis económica. El alto número de trabajos profesionales produce, en esta estrategia de clan asalariado, el ingreso per capita mas alto de todos: unos 24 mil por persona que vive en la casa.

La familia de Humberto y Cecilia es muy unida. Cenan juntos casi todos los días de la semana. Todos están involucrados en organizaciones populares. Normalmente, las familias en esta estrategia son grandes. En la casa de Humberto viven 12 personas. Este tipo de familia tiende a relaciones más democráticas que las que se dan en los otros tipos. Existe en ellas más igualdad entre la mujer y el hombre, mientras que en el tipo anterior es el hombre el que domina y en los dos tipos siguientes la figura dominante es la de la mujer.

La estrategia asalariada no permite niveles aceptables de reproducción social, a no ser que se dé la estrategia descrita como clan asalariado. Por eso, la mayoría de las familias de las clases populares de Managua se ubican en las estrategias 1, 3 y 4.

La estrategia familiar del colectivo productivo de mujeres

Como se puede observar en el Cuadro 1, la tercera estrategia demuestra la misma dependencia sobre la pequeña producción como fuente principal de ingreso que vimos en la primera estrategia. La diferencia entre las dos estrategias es que mientras la figura central de la primera era un obrero cualificado, la futura central de esta tercera es un grupo o colectivo de mujeres que colaboran en la producción y venta de productos de consumo popular.

En esta estrategia, la familia está compuesta por mujeres y niños. Hay pocos hombres en el hogar y pocos que ayuden desde afuera del hogar al mantenimiento de la familia.

En Nicaragua, el abandono de la mujer y de los hijos por el hombre es un fenómeno demasiado común. Esta tercera estrategia, la del colectivo de mujeres, es en el fondo la respuesta de varias mujeres al problema que comparten conjuntamente. En vez de vivir en la pobreza y la soledad de otras mujeres abandonadas, como sucede en la estrategia 4, las mujeres de la estrategia 3 se fortalecen uniéndose entre varias y creando un solo hogar un circulo de producción casa en el que los niños ayudan a las madres. Generalmente, las mujeres que así se reúnen son parientes: hermanas, nueras, cuñadas.

En un colectivo de producción e fresco y de atol (dulce de maíz con leche) trabaja Rosario, 36 años, su hija Claudia (16) y su hermana Isabel (29). Rosario tiene 2 hijos más pequeños que ayudan a hacer el fresco y el atol y la acompañan a ella cuando pueden a venderlo y a reabastecerse de materia prima. Claudia produce y estudia. Sobre Isabel, que también tiene tres hijos pequeños, recae la mayor responsabilidad en la atención de la casa. Los niños de estas familias trabajan más duramente que los de otros tipos de estrategia. El ingreso por trabajadora resulta en este modelo una tercera parte del que se obtiene en el primer tipo, pero hay tantas mujeres y niños colaborando en el colectivo de producción casera que el ingreso total per capita es levemente mas alto que el primer grupo.

Fuera del circulo de producción descrito, pero ayudando al núcleo, está la sobrina de Rosario, Roxana (22), que hace trabajos de limpieza en el Ministerio de Reforma Agraria y contribuye a la familia con la tarjeta CAT que, como a otros empleados públicos, le da derecho al abastecimiento de ciertos productos a precios muy favorables.

En esta estrategia económica, es muy difícil distinguir entre la producción y el consumo. La producción y venta del atol y del fresco está íntimamente ligada al proceso de abastecer a la familia de estos productos, esenciales en la alimentación popular.

Hay algunas variaciones en esta estrategia. Una es el grupo de producción y comercio, que como puede observarse en el Cuadro 1 dependen tanto del comercio como de la producción. Este grupo tiene un ingreso per capital muy inferior al de las familias como la de Rosario. En los casos estudiados se descubrió una tendencia de estas familias a abandonar las actividades comerciales para acercarse al tipo de estrategia más productiva que sigue la familia de Rosario.

La otra variante es la del matriarcado. Se trata de un colectivo de producción multigeneracional jefeado por una abuela, la matriarca, que dirige a sus hijos y nietos. El matriarcado es una fórmula de sobrevivencia mucho más compleja que el colectivo de producción casera femenina.

En el caso de la familia de la matriarca Juana, hay 23 personas que viven en su casa. La gran mayoría de ellos son sus nietos, hijos de los hijos e hijas de Juana, que viven con la abuela-matriarca y contribuyen a la familia con sus salarios. Mientras que la familia de Rosario era un circulo cerrado de mujeres, el matriarcado es un circulo que se abre y que incluye a un enorme familia extendida, de hasta 56 miembros. Juana produce con sus nietos y nietas tortillas, que tiene la responsabilidad de vender diariamente. Se abastece de leña y maíz con los miembros de su extendida familia, que trabajan la tierra en el Valle de los Aburtos, cerca de Managua. Los hijos y las hijas tienen trabajos asalariados bastante mal remunerados, pero siendo tantos, el ingreso de la familia por concepto de salarios es igual que el que obtienen con la producción y venta de las tortillas. Como se puede ver en el cuadro 1, la estrategia del matriarcado es una estrategia combinada de producción casera (CPP) y de salarios.

La crisis económica golpea fuertemente a la familia de Juana, porque depende bastante de los bajos salarios que obtienen los miembros de su familia, asalariados en los estratos inferiores de la clase obrera, con sueldos que han sido muy deteriorados por la galopante inflación.

La estrategia de la familia marginada y empobrecida

Estas familias tienden a ser unidades más pequeñas que las de otros tipos. Ana fue abandonada por su espeso Ramón. Ana forma parte del personal de limpieza del Ministerio del Interior y en la casa hace ropa de niños. Su hija Ruth trabaja como empleada doméstica en el reparto residencial Los Robles. La otra hija, Isabel, cuida a sus dos hermanos más pequeños y cuida la casa. De vez en cuando, Ramón ayuda con pequeños aportes de su salario como vigilante, pero su presencia y su ayuda son muy irregulares. Ana no tiene máquina de coser y la dificultad para conseguir hilo y otros materiales significa que puede dedicar muy poco tiempo a la costura.

Como señala el Cuadro 1, la composición de ingreso en este tipo de familia está muy equilibrada entre las distintas fuentes. El ingreso de la familia de Ana proviene de su salario, de los servicios que de presta su hija (CPS) y de los que gana confeccionando ropa de niños (CCP).

Aunque las fuentes de ingreso son diversas, los trabajos que hacen estas mujeres abandonadas constituyen siempre los más bajos en la escala, sea en el sector de servicios personales, sea en la producción casera, en el comercio o en el trabajo asalariado. Para poder sobrevivir, estas familias tienen que buscar ingresos en todos los tipos de ocupación: empleadas domésticas, cortadores de césped, vendedores de cigarros, lustradores de zapatos (algunos comparten entre dos familias la caja, la pasta de lustrar y el cepillo- vigilantes, ayudantes de cocina, etc. Son todos trabajos mal pagados. Estas son las familias que mas dependen del comercio para sus ingresos, pero el tipo de comercio irregular que realizan no les permite ni un ingreso adecuado ni mucho menos la posibilidad de acumular nada.

La lucha por la sobrevivencia en estas familias es tan dura que en ellas se dan los niveles más bajos de participación política y social. Son también estas las familias más desintegradas y los niños tienen a escapar de cualquier control familiar.

La inestabilidad de la familia en este grupo es muy grande. De ahí, la importancia que dan a poder "vivir tranquilos" y a tener "una casa para los chavalos".

Esta es una típica historia familiar de las que se encuentra este grupo: Mercedes se casó a los 14 años con un hombre de 36. Durante la insurrección vivió "arrimada" con un buhonero y después del triunfo revolucionario, regresó a su barrio -Ciudad Sandino- a vender frutas, verduras y frijoles. El hombre la abandonó y quedó con 5 hijos. Se esterilizó y se casó con un primo, que se la llevó a la zona campesina de San Andrés de la Planca, cercana a Managua, a producir escobas. La intervención de la suegra provocó que regresaran a Ciudad Sandino, donde ella se dedicó a la costura y él al trabajo de vigilante. Después, él se enfermó y comenzó a emborracharse, maltratándola a ella. Se han separado. Mercedes está sola de nuevo. Para una mujer con una vida así, la utopía revolucionaria significa sobre todo "tranquilidad".

"Yo esperaba que no cambiara la vida tanto"

Para las familias de la estrategia 4, el sólo hecho de sobrevivir -trabajo remunerado, búsqueda del abastecimiento esencial y tareas domésticas- es excesivamente costoso. Y absorbe el 94% del tiempo total de sus actividades. La lucha por la sobrevivencia no es más fácil en los otros grupos y estrategias. En el tipo 1, el 91% del tiempo se emplea en sobrevivir; en el tipo 2 el 84% y en el tipo 3, el 90%.

Por otra parte, puede apreciarse el papel fundamental que la mujer juega en las estrategias 3 y 4. Y no sólo en ellas. En el conjunto de las estrategias, las mujeres trabajan más que los hombres. Dedican un promedio de 69 horas semanales por caso a trabajos remunerados y 95 horas semanales a sus tareas domésticas, para un total promedio de 164 horas semanales dedicadas a la sobrevivencia. Los hombres dedican sólo 10 horas semanales a tareas domésticas y 68 horas al trabajo remunerado, para un total de 78 horas semanales dedicadas a la tarea de sobrevivir.

Este breve resumen de las estrategias de sobrevivencia de las familias de las clases populares de Managua permite ya cuestionar el estereotipo de Nicaragua como un país polarizado entre burgueses y proletarios. Como hemos visto y como demuestra el cuadro 1, no existen familias excluvisamente proletarias ni familias de puros comerciantes o de puros artesanos. Lo que existen son complejas estrategias familiares de sobrevivencia, que reúnen bajo un mismo techo a diversos sectores e intereses sociales.

El trabajador asalariado de Managua no está dispuesto a apoyar políticas que restrinjan la libertad de marcado, porque él mismo otros miembros de su familia manejan una pequeña empresa. Por otro lado, los artesanos y comerciantes no están dispuestos a formar un movimiento contra los intereses de la clase obrera porque sus propias familias dependen del trabajo asalariado.

En las mismas raíces de estos imbricados y complementarios intereses de las clases populares se encuentra una de las bases más importantes de la política sandinista de unidad nacional y de economía mixta. Por otra parte, esta falta de polarización en las estructura económicas de las clases populares está cada vez más reforzada por el creciente nacionalismo y patriotismo del pueblo de Nicaragua, que muestra a todos la necesidad de unirse frente a la agresión externa.

Cómo son reinterpretados por el pueblo los mensajes económicos del gobierno

A lo largo de estos años, el gobierno revolucionario ha intentado una "educación económica" del pueblo, con una serie de mensajes que tratan de explicar la situación, a la vez que hacen un llamado para que el pueblo desarrolle determinadas actitudes que permitan al país avanzar, desarrollarse y sobrevivir.

Esta campaña de propaganda económica se inició en el año 80, con la creación de un personaje de dibujos animados, Clodoiro, que explicaba al pueblo, tanto el valor y la dignidad del trabajo hasta detalles bien concretos de los planes económicos que se elaboraban anualmente.

Esta propaganda, divulgativa e informativa, se fue transformando más y más a partir de 1983, en una propaganda beligerante, por el recrudecimiento de la guerra de agresión. Esto se vio especialmente cuando en ayo de 1985 el Presidente Reagan decretó el embargo económico contra Nicaragua. La guerra económica, las batallas económicas, la resistencia económica al bloqueo se convirtieron en temas diarios del mensaje económico sandinista.

En general, puede afirmarse que no ha habido una propaganda ni constante ni suficientemente eficaz en el campo económico, pero sí que se han hecho esfuerzos serios de divulgación y de motivación como en la TV y la radio. Estos esfuerzos van teniendo más y más impacto con el paso del tiempo y la prolongación de la guerra.

En la actualidad, después de más de cinco años de guerra de desgaste, se podrían sintetizar en cuatro las líneas de la propaganda económica del gobierno.

1- La guerra contrarrevolucionaria es la causa principal de la crisis económica:

-La mayoría de los recursos económicos tiene que desviarse para la defensa y eso explica determinada escasez:

"Todo para los frentes de guerra, todo para los combatientes".

-El bloqueo económico es parte de la guerra de desgaste y causa fundamental en los problemas económicos:

"No nos rendirán por hambre".

2- La austeridad, la eficacia, la disciplina y el sacrificio son indispensables para salir de la crisis. Todas estas actitudes buscan aumentar eficazmente la producción y la productividad:

"Producí, algo, hermano, producí!"
"A sembrar más para alimentarnos mejor"
"Todos podemos trabajar mejor en el pedacito de patria que nos toca"

3 - Es necesaria la unidad nacional, la unidad del estado con todos los productores y todos los trabajadores para salir adelante:

"Yo también puedo", dice uno de las últimas "consignas económicas" aparecidas en los periódicos, acompañada de unos monitos que representan a los sectores laborales: un cortador de café, un obrero, una secretaria, un estudiante, un funcionario, etc.

4 - Luchar contra la especulación es una urgencia para defenderse de la crisis económica.

El operativo "Puño de hierro" contra los especuladores, lanzado por el Ministerio de Comercio Interior (MICOIN), tuvo gran eco en los medios de comunicación. Después, hay una permanente información sobre los especuladores que son sorprendidos con las manos en la masa y de los que se ofrecen, como, en una especie de escarmiento, nombre y apellidos y detalles muy precios sobre la mercancía que les fue decomisada.

Un caso de reinterpretación: la especulación

Con la inflación anual del 700%, muchos observadores extranjeros piensan que se han acabado ya todos los incentivos para producir y que el pueblo ha empezado a especular contra el pueblo, anunciando con eso el desmoronamiento del modelo económico sandinista. La investigación de la UCA demuestra, contrariamente, que las clases populares no viven del comercio especulativo sino que optan por la producción como salida familiar de la crisis (ver Cuadro 1). Para la gran mayoría de los managuas, los ajustes económicos introducidos por el gobierno en 1985 parecen haber tenido un impacto positivo, en el sentido de que van abandonando las actividades comerciales en favor de las productivas. El trabajo de producción por cuenta propia -no en las fábricas, muy escasas en el país-, especialmente en el campo de los productos de consumo popular, es el camino preferido por las clases populares de Managua para afrontar la crisis y así lo demuestra la investigación de la UCA.

Aunque esta respuesta de las clases populares no garantiza que se controle la inflación, muestra por lo menos que existen estructuras de incentivos que resultan positivos para alentar a las clases populares a producir, a pesar de todos los problemas que afrontan para conseguir abastecimiento e insumos y a pesar de la misma inflación. Por otra parte, el mismo pueblo ha ido mejorando los mecanismos de distribución y de abastecimiento.

A veces, la propaganda y la política comercial del gobierno revolucionario provocan más desorden y generan mitos acerca de los problemas económicos en vez de regularlos. Esto es más claro en el caso del mensaje sobre la especulación.

Entre los mensajes económicos privilegiados por el gobierno revolucionario está el de la lucha contra la especulación, la crisis a los especuladores, la denuncia de éstos como enemigos del pueblo, etc. Como fruto de esta campaña, el sector informal urbano ha sido identificado por algunos en Nicaragua como el sector de los especuladores. Las clases populares dedicadas al comercio informal en Managua han llegado a ser etiquetadas por otros sectores, como en estereotipo, como "los bisneros", "los lagartos", "las víboras", los especuladores...

Pero este mito es falso. Se ha alimentado de la confusión generalizada que hay entre lo que es "vender caro" y "especular". Casi todas las artesanas-vendedoras que fueron objeto del estudio de casos criticaron fuertemente a los especuladores: su conciencia sí sabe establecer con claridad la diferencia.

Vender caro es un producto de la espiral inflacionaria. Si un artesano, envuelto en esa espiral, no logra vender pronto y caro lo que ha producido, en poco tiempo dejaría de ser artesano porque ya no podría volver a comprar los insumos que necesita para seguir produciendo. Vender caro es lo único que le garantiza seguir produciendo y seguir subsistiendo.

Desde esta perspectiva, más correcta, las críticas de las artesanas-vendedoras contra los especuladores no son hipócritas ni falsos disimulados de su condición. Tienen su base natural en el hecho de que ellas ganan como productoras y sólo logran mantenerse como comerciantes.

En el fondo, especular no es vender caro sino aceptar los productos y embodegarlos durante un período de tiempo hasta que dupliquen o tripliquen su valor a causa de las altas tasas de inflación. Especular significa tener la capacidad económica de acumular un stock de mercaderías sin tener la necesidad de venderlas inmediatamente. Las artesanas-vendedoras el sector informal urbano no tienen suficiente capital para acaparar. Se ven obligadas a vender su producción inmediatamente para poder satisfacer sus necesidades de reproducción como artesanas-vendedoras.

Esto no quiere decir que no existan especuladores en Managua. Pero no son fundamentalmente miembros de las clases populares, sino de la pequeña burguesía o de las capas medias. Es también dentro de los canales, de distribución y comercialización más formales e institucionalizados -públicos o privados- donde existe la posibilidad de especular.

La reacción popular contra la especulación es muy fuerte. Pero esta reacción puede expresarse de muchas maneras. Por ejemplo, en los barrios populares de Managua es práctica común que las tortilleras vendan sus tortillas a dos tipos de precio. Si consiguen el maíz a los precios subsidiados por MICOIN la venden a 40 córdobas la unidad. Si tienen que comprar el maíz mas caro en otros canales -especulativos- la venden a 100 córdobas. Al subir el precio, las tortilleras no están especulando, aunque un observador externo al problema le pueda parecer que sí. Las tortilleras están ejerciendo una forma de control y reclamando también a MICOIN por un maíz que se desvía al mercado negro.

No quiere esto decir que los pequeños comerciantes de las clases populares no participen en lo que se podría denominar una mini-especulación. Hay miles de pobres que compran a precios altísimos pequeñas cantidades de productos que son escasos.

La mini-especulación de las clases populares

Lo que la investigación muestra es que esta mini-especulación de las clases populares no funciona como mecanismos central de sus estrategias de supervivencia. El niño descalzo que vende chicle en la carretera de Masaya y gana bastante con eso no puede vender todos los días, porque los buhoneros no traen suficiente chicles al extranjero. Como se puede ver en el Cuadro 1, el ingreso por el comercio no es un componente significativo en el ingreso total de las clases populares. Aun en la estrategia 4, que depende más del comercio que las otras, sólo el 26% del ingreso proviene de actividades netamente comerciales que no agregan nuevo valor al producto vendido. Como ya señalábamos anteriormente, existe una tendencia general entre las calases populares de Managua a abandonar el comercio puro para entrar en la producción por cuenta propia de productos de consumo popular.

El estereotipo de que el sector informal es primordialmente el reino del pequeño especulador y un nido embriónico de la ideología burguesa es falso. Es falso también el estereotipo que interpreta la actual especulación como un síntoma de la descomposición de la conciencia del pueblo o de crisis política en los sectores populares. El problema de la especulación no tiene su epicentro en las clases populares sino en la falta de insumos y en los nudos formales de importación y distribución, dominados por la pequeña burguesía y las capas medias.

Todo este contexto económico determina la forma en que los sectores informales captan, reinterpretándolo, el mensaje oficial contra la especulación y los especuladores. Coinciden en que se necesita mano dura, "puño de hierro", pero se autoexcluyen de la posible clasificación de especuladores por el hecho de vender caro e identifican como especuladores a los ricos que no tiene la capacidad de acaparar. Por eso, reaccionan fuertemente frente a los controles que MICOIN les quiere imponer a ellos. Más aún, para estos sectores los especuladores se encuentran también en MICOIN. Son ciertos funcionarios que, porque controlan grandes cantidades en grandes almacenes, obtienen beneficios personales de acumulación legal. Así, la campaña oficial contra la especulación se vuelve contra las grandes bodegas estatales, donde a veces se pudren los alimentos y contra los funcionarios gubernamentales inescrupulosas que hacen negocio con los grandes especuladores de los sectores medios:

- "Que vigilen a sus mismos obreros o inspectores, porque algunos son los que juegan con los bolsillos. El gobierno puede poner a uno en un puesto y ese mismo le da a otro y así va aquel a revender. No vigilan al trabajador estatal que es el principal especulador".

Otras reinterpretaciones del mensaje económico oficial

Con la dureza de la crisis económica, estudiar el impacto del mensaje económico del gobierno resulta fundamental para valorar en su conjunto la estabilidad en el apoyo político al FSLN y al proyecto revolucionario.

Según la investigación de la UCA, los otros tres mensajes económicos del gobierno (relación guerra-crisis, llamados a actitudes de disciplina y esfuerzo y unidad nacional) fueron fundamentalmente captados e incorporados ideológicamente por los miembros de las 4 estrategias. Como la hipótesis de la que se partía era que el lenguaje técnico que a veces acompaña a estos mensajes resulta difícil para la comprensión popular, se suponía que el mensaje no estaría siempre comprendido. La hipótesis resultó falsa. Hay comprensión y hay aceptación.

Nos extenderemos más en detallar el impacto de los tres mensajes económicos fundamentales del gobierno revolucionario sobre los cuatro grupos de familias, desde el prisma de su propia experiencia de la crisis económica.

Las familias de obreros por cuenta propia

Estas familias no se encuentran inmersas en los problemas de abastecimiento que llegan a poner en peligro las misma sobrevivencia de otros grupos. Las mayores criticas a la política económica de la revolución choca con limitaciones para ampliar su modelo de reproducción: dificultades para hallar determinados insumos a altos precios de éstos.

Este grupo tiene una visión heterogénea de la lucha de clases. Critican a los profesionales y empleados públicos como "privilegiados" y se llegan a considerar ellos mismos como los que están peor en la actual situación porque "no fueron preparados", "no están organizados", etc. Pero entienden con claridad que la revolución es "para beneficio para el pueblo, sin distingo de ninguna clase" y valoran la política de unidad nacional, aun cuando ellos no estén organizados. Algunos desconfían:

-Los que se criaron en el comodismo, ésos no van a ayudarte".

Valoran la Reforma Agraria como el principal logro revolucionario en el campo. Y una de las opiniones más elaborada políticamente se encontró con una mujer de este grupo:

"El Estado le ha dado la tierra al campesino en cooperativas para que no haya más patrones, para que todos los que vivan ahí trabajen en comunidad... Es dentro de una cooperativa que se terminará la explotación del hombre por el hombre".

Al Estado se le atribuyen fallos. Pero más a la herencia somocista . Y muchas más a la guerra:

- "Mientras esté la guerra no vamos a levantar cabeza porque nos bloquean. Si no fuera por eso, estuviéramos de a verguita".

- "Hasta que derrotemos a la agresión se verá claramente el beneficio de los trabajadores. Pero aún así se siente el beneficio".

Juzgan que los mayores logros de la política económica del gobierno han sido los hospitales y las escuelas. En la administración actual señalan fallas, pero consideran que para la solución de muchos de los problemas es necesaria la movilización popular que presione al Estado. Este grupo reinterpreta el mensaje sobre la disciplina y el sacrificio; no siempre en el ámbito laboral en donde deben darse estas actitudes. Para ellos, el espacio fundamental que las pone a prueba está en el barrio. Y sobre la vida del barrio hacen críticas a la mala dirección de las organizaciones de masa. Sin embargo, reconocen con claridad los esfuerzos del gobierno en favor del pueblo:

- "A pesar de la falta de recursos que tiene, el bloqueo y la guerra, el gobierno hace lo posible para ver tranquilo al pueblo".

Qué piensan las familias asalariadas

Entre estas familias es notable que, a pesar de las dificultades que tiene este grupo para la sobrevivencia, las reivindicaciones van más allá de los intereses inmediatos y todos hablan, más que los otros, de cuestiones que afectan a toda la sociedad: la urgencia de la paz, los problemas del servicio militar, el mejoramiento de las relaciones con Estados Unidos... Es el grupo que tiene más claridad sobre la relación entre la agresión norteamericana y el deterioro creciente de las condiciones de vida del pueblo.

Según su percepción de la lucha de clases, son los comerciantes los que están mejor en este momento de crisis "porque se aprovechan de la situación" y "porque el gobierno ha estado flojo con ellos". Pero ellos también se consideran bien, y hasta privilegiados:

- "Antes no teníamos donde vivir. No estamos mejor que los ricos, porque ellos tienen sus reales y siguen mejor, pero nosotros los pobres también estamos bien. Los obreros tienen su trabajo y viven mejor que los campesinos. Aquí en la ciudad no se siente mucho la agresión. En el campo, los campesinos padecen más.

La visión sobre el Estado es positiva en su conjunto. Están al tanto de las transformaciones estructurales de la revolución (nacionalización de la banca y los recursos naturales, educación, salud, vivienda, nuevos proyectos de desarrollo) y manifiestan confianza en el proyecto histórico iniciado:

- "Hoy en hermosura tenemos más que antes".

Lo que más critican al Estado es la ineficiencia al aplicar los controles mercantiles. En MICOIN se condensa esta ineficiencia. Para este grupo, MICOIN es claramente el villano de la película. También son fuertes sus criticas a la burocracia estatal. Tiene la idea de que esta parcela del Estado es una especie de "zona libre", en donde se incumplen los horarios y la jornada de trabajo, donde se practica el ausentismo y reina la irresponsabilidad, donde hay espacio para la ineficiencia, la prepotencia y la mala administración. Sin embargo, estas críticas no afectan la confianza en la revolución y en sus dirigentes.

Es el grupo que tiene más conciencia clasista y los mensajes económicos del gobierno son captados con bastante precisión:

- "Los gastos en la guerra no deberían ser, pero ni modo... Es como un niño enfermo, que debés salvar aunque gastés hasta el último centavo".

- "Las mejoras del país no se pueden realizar porque la contra no los deja. El gobierno ha querido y tiene buena voluntad, pero la agresión es más fuerte que la buena intención".

Las familias de colectivos productivos de mujeres

Estas familias tienen una visión más inmediatista de la situación y de la crisis de la sociedad en su conjunto. Mayoritariamente perciben la situación económica a través del prisma de sus problemas cotidianos de abastecimiento. Ese árbol no les deja ver el bosque. La escasez de determinados productos es problema que llena toda su vida:

- "Hay muchos problemas, pero lo que necesita la gente es que la abastezcan. Lo principal se supone que es eso, los otros problemas van después. Después en el camino se componen".

Las principales reivindicaciones de este grupo giran alrededor de sus hijos: que estudien, que se preparen. Reconocen que esto "antes se hacía difícil, porque costaba caro y no se podía". Todas reconocen los beneficios que ha traído la revolución con hospitales, centros de desarrollo infantil, escuelas:

- "Con lo poco que sobra de la defensa ya ve cuánto se ha hecho por el pueblo. Cómo sería si no tuviéramos agresión".

La visión de la lucha de clases que tienen estas mujeres es contradictoria. Un grupo considerable piensa que ahora "la pobretería" es la que está mejor y los que están peor son los comerciantes y los profesionales "porque tienen que pagar muchos impuestos y están cortados". Pero otro grupo, contrariamente, piensa que son los comerciantes los que están mejor "porque ahora son capitalistas a costa del sudor del pueblo" y los pobres están peor "porque trabajan más y ganan menos".

Estas mujeres han desarrollado un sentimiento antiimperialista espontaneo, emocional, que aunque no siempre se formula coherentemente sí está presente, de fondo, en todas sus valoraciones:

- "Nicaragua es rica y de todo tiene. La culpa la tiene ese viejo jocoteado de Reagan, que no nos deja en paz y a cualquier hora hay una guerra".

Para otras, los problemas económicos concretos crean confusión:

- "Dicen que los gringos se llevaban nuestras riquezas, pero yo no recuerdo en mi vida haber sufrido tanta escasez".

Tienen la idea de un Estado en desorden. "Se pierden las cosas porque están mal organizados". Pero establecen una clara diferencia entre el Estado y los dirigentes revolucionarios:

- "Creo que el Presidente no se ha fijado en el burocratismo que hay en Nicaragua".

- "La situación en la que estamos no es culpa de Daniel sino de nosotros mismos".

MICOIN es la institución estatal a la que más critican. Para ellos, este Ministerio controla a quien no se debe y no controla a quien debería. A pesar de todo, ellas creen que el Estado defiende los intereses de la mayoría y que es la guerra la que dificulta las cosas, aunque se trata de una guerra "necesaria":

- "Es algo que tenemos que hacer aunque no querramos, la guerra. Porque, ¿qué sería de nosotros sin armas ni comida para los que están ahí...? Ya los hubieran matado, ya se hubieran adueñado de nosotros."

Las familias marginales, las más empobrecidas

Estas familias perciben la lucha de clases como la diferencia que existe entre los que pueden comprar y los que no pueden comprar. Los que están mejor en este momento, para ellos, son "los que tienen dinero", "los que pueden pagar caro las cosas".

Aunque ellos no tiene dinero ni pueden comprar caro juzgan la actual situación como mejor que la anterior:

- "Antes del triunfo había muchas cosas que se podían comprar pero se ganaba muy poco. De nada le servía al pobre. Ahora tenemos una casita mejor que la de antes, pero estamos peor en la comida. Pero es por culpa de la agresión".

Tienen una concepción paternalista del Estado:

- "El gobierno es como un padre del pueblo que tiene que ver por su patria, tiene que prestar (pedir prestado) a otros países para que sus hijos no sufran demasiado, tiene que vender lo poco que tiene y comprar lo necesario".

Dentro de esta visión, valoran mucho la ayuda internacional:

- "Ellos van a otros países para explicar la situación del país: que hay guerra y hambre. Para conseguir apoyo. Pero no ha conseguido apoyo el yanki para mandar a Nicaragua, como mandó en tiempos de Somoza".

Dentro de esa misma visión personalista del Estado un poblador vio así la solución a los actuales problemas:

"Los dirigentes de gobierno de Daniel Ortega tiene que ponerse de acuerdo y reunirse".

Mientras que una visión menos personalista y más adecuada se encontró también en este grupo:

- "El gobierno tiene que hablar con el pueblo para que nosotros lo ayudemos a él".

Las criticas al Estado se dirigen contra el sector administrativo, porque no es organizado, despilfarra y es excesivamente burocrático.

Las familias de esta estrategia más empobrecida, aunque no entienden el código oficial doméstico que utilizan los medios de comunicación -salario real, divisas, desarrollo económico, etc.-, sí captan los mensajes principales que el gobierno les desea transmitir. Y lo captan aún más profundamente que las familias asalariadas o de trabajadores por cuenta propia, que entienden mejor los términos económicos. El mensaje de disciplina, sacrificio y organización, por ejemplo, lo captan profundamente las familias de esta estrategia. Un poblador expresaba así cuál era el objetivo de los cambios de los precios en 1985:

- "Que el pueblo pague un poquito más para levantar un poquito el presupuesto del Estado".

De igual forma reconocen la necesidad de sacrificar sus pobres niveles de consumo para las necesidades de la guerra:

- "No se debería gastar tanto en la defensa. Con eso tendríamos más comida y medicinas. Pero también es necesario porque si no, se nos meten".

- "Se debe gastar lo necesario. Lo más importante no es vestir el cuerpo sino mantener el cuerpo".

Ante los diversos mensajes económicos del gobierno se puede hablar de tres tendencias diferentes:

- Apoyo espontáneo con reinterpretación del mensaje.

- Asimilación y reproducción plena del mensaje.

-No asimilación y rechazo espontáneo del mensaje.

El grupo denominado "colectivo de mujeres" y el sector informal empobrecido apoyan espontáneamente a la revolución y son los que presentan más baja captación del código oficial, sobre todo en lo que se refiere al significado de ciertos términos técnicos. No se entiende qué es salario real, poder adquisitivo, inflación, crisis económica internacional, etc. Una definición típica es por ejemplo: Salario real es igual a "nada, porque se termina rápido".

En general, estos grupos reinterpretan todos los mensajes. Un ejemplo claro es esta reinterpretación del origen de la actual guerra contrarrevolucionaria:

- "Eso de la guerra es porque no quieren pagar los reales que debía Somoza a los gringos. Y por eso es la guerra".

La interpretación de la actual situación política y de la crisis económica es contradictoria. Dos buenos ejemplos, están en estas expresiones:

- "A la gente no se le quita que estábamos mejor antes. Estábamos mejor, pero con el yugo encima, el de los yankes".

- (Los gastos de defensa) "son para que el gobierno norteamericano no imponga dictador y gobierno militar como el que teníamos. Tenemos gobierno militar ahora, pero no con la clase de represión del pasado. Hoy no hay represión".

El sector informal empobrecido y las mujeres sobreviven en colectivo de producción tienen su principal fuente de información en lo que escuchan en el barrio, en los mercados en las filas y eso que oyen ya viene reinterpretado. La principal dificultad para una mejor comprensión de los porqué de la crisis económica está en lo que viven y miran en su realidad inmediata, que no siempre concuerda con el mensaje oficial.

Los trabajadores por cuenta propia y los asalariados tiene una mejor captación del mensaje económico oficial. Entienden bastante los términos económicos y están en capacidad de asimilador completamente los mensajes económicos. Porque los entienden, cuando los mensajes entran en contradicción con la realidad, los pueden cuestionar con intencionalidad y validamente. Un ejemplo bien concreto:

- "El problema de la escasez es como aparente. Porque, por ejemplo, la cajilla de huevos parte a $2.500, pero no la encuentra en los CAT ni en los puestos de abastecimiento. Tal parece que (los de MICOIN) se las vendieran a los intermediarios. Esa gente trabaja con el gobierno pero es contrarrevolucionaria, porque quieren que el pueblo hable en contra del gobierno".

A la capacidad de comprensión del mensaje se une una práctica de participación política más frecuente en estos grupos y existe una clara relación entre la participación y una mayor objetividad de las críticas.

Sólo en un reducido grupo del colectivo de producción femenino se encuentran una falta total de comprensión del mensaje económico y un rechazo abierto al mismo.

No hay correlación entre críticas económicas
y posiciones políticas

Si algo demuestra claramente el estudio de la Escuela de Sicología es que no existe una correlación entre la crítica económica hacia el gobierno por parte de los sectores populares y sus posiciones políticas. La crisis económica experimentada por el pueblo no se canaliza políticamente. Esta realidad revela la experiencia económica concreta que viven los pobres que, unida a su nacionalismo, determina que ese descontento económico revierta más bien contra la política norteamericana que contra la política sandinista.

Hasta mediados de 1983, los sectores populares de Managua experimentaron cambios trascedentales en sus vidas gracias a los logros alcanzados por las políticas gubernamentales en el campo de salud, de la educación particularmente en el de la vivienda -como ya señalamos-. La guerra contrarrevolucionaria y la agresión norteamericana recrudecieron a finales de 1983, forzando al gobierno a dedicar desde entonces el 45% del presupuesto nacional a la defensa. Cuando los sectores populares de Managua fueron conociendo la guerra de agresión por los medios de comunicación y sobre todo por el impacto que causó en todas las familias la implementación del servicio militar (noviembre/83), los avances económicos que habían experimentado durante más de tres años comenzaban ya a verse frenados.

En su sustrato, la ideología de las clases populares de Managua tiene clara la imagen de un gobierno que empezó a beneficiarles en muchos aspectos hasta que la guerra corto la posibilidad de seguir avanzando. En esta raíz está la base firme por la que se acepta la propaganda económica del gobierno en sus líneas generales. El estudio de la UCA así lo demuestra.

También demuestra el trabajo que dentro de las clases populares existen variantes importantes, tanto en la estrategia de sobrevivencia, como en la respuesta a los mensajes económicos del gobierno. Pero existe un denominador común: como regla general, el descontento económico no se dirige contra el proceso revolucionario ni contra los altos dirigentes sandinistas sino contra los cuadros intermedios y los representantes locales del gobierno. "El Proceso" y la diligencia sandinista tienen crédito entre el pueblo, por todos los avances que en el salario social, la educación, la salud y la política habitacional se dieron entre 1979-1983.

Por último, hay que señalar que existe un mensaje económico que el gobierno no emite explícitamente, pero que el pueblo ha captado y que transmite en todas sus respuesta. En el fondo -y a veces también en al superficie- todos los sectores populares tienen el sentimiento, la certeza, de que después de que termine la guerra va a ser posible "tomarse el cielo por asalto":

- "No digo logros, pero si digo que el gobierno va a lograr todo lo que quiere cuando se acabe la guerra".

Esta utopía que se está incubando en el corazón del pueblo nicaragüense en esta dura fase de resistencia tiene también un importante mensaje político: a pesar de todas las consecuencias negativas que tiene la guerra de agresión, que canaliza todos los conflictos sociales, esta etapa es vista como un paréntesis transitorio. En ese sentido, la guerra contrarrevolucionaria alimenta la esperanza y la confianza del pueblo en el proyecto revolucionario, de la misma manera que hace años la difícil lucha sandinista contra la dictadura somocista mantuvo en pie la esperanza del pueblo en un futuro mejor, un futuro "con paz, para poder así ser felices".

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