Nicaragua
Los campesinos en la nueva Nicaragua
Estamos en San Juan del Sur, en el extremo sur-oeste del país, un pequeño puerto del pacífico con una población aproximada de 5,000 habitantes. ¿Cómo viven el cambio revolucionario los campesinos de este municipio del país?
Equipo Envío
Las cercanías son poco fértiles, el paisaje paree poco poblado. En esta región, también se arrasaron sus bosques durante décadas y lo que quedó son potreros, y para la agricultura sólo sirven los pocos terrenos planos que existen cerca de los ríos. Casi toda la región, es tremendamente seca lo que hace que las tierras regadas salten a la visita como si fueran oasis. Nos encontramos al final del verano, es decir, llevamos 5 meses sin nada de lluvia.
Todo es tranquilo en San Juan, los acontecimientos recientes no tuvieron grandes repercusiones en esta zona. Sobre todo, durante el medio día, la vida parece paralizada por el calor que hace. "Anteayer hubo una movilización de las milicias, con una manifestación por las calles…" corrige Agustino, un campesino de 38 años, "…más gente que nunca siguieron este llamado a la disposición de la defensa".
Sin embargo, cuando hablamos con la gente, tanto organizada como no, parece que el principal problema de la zona, es todavía el control de la venta del azúcar. Visitamos a Domingo, un campesino de 45 años que vive en un barrio de los alrededores de la ciudad. El nos comenta: "Mirá, antes necesitábamos tres liras de azúcar por cabeza cada semana, hoy recibimos sólo una libra. Antes comíamos nuestras tortillas así siempre con azúcar, echábamos azúcar a la carne y a los frijoles blancos. El agua casi nunca la tomábamos cruda, con azúcar es mucho más sabrosa. Eso lo podemos hacer hoy, solamente que en forma reducida".
Agustino nos habló del mismo problema: "… en cuanto a eso tenemos problemas de entender, porque Nicaragua es un país con mucha azúcar. Por supuesto, sabemos que el país necesita divisas urgentemente que vana beneficiarnos también, pero se tendrían que tomar otras medidas, por ejemplo, no solamente con el azúcar, sino impedir definitivamente la especulación y el acaparamiento". Hay que tener en cuenta que a excepción de algunas comarcas de la región, San Juan es una zona que no estuvo involucrada en la guerra. Ello da como resultado que el nivel de la conciencia para comprender los problemas del país, no sea muy alto. No obstante, con las últimas amenazas aumentó la participación de la gente en las milicias y en la vigilancia revolucionaria.
Campesinos en San Juan del SurEn el Municipio de San Juan, solamente un 20% de la población, aproximadamente es campesina, es decir, que viven sólo de su tierra. Los campesinos sufrieron aquí el mismo destino que sus colegas en el resto de Nicaragua y Centroamérica.
La primera destrucción de la economía campesina empezó a partir de 1950 con la rápida expansión de las plantaciones del algodón, acompañado de un proceso de concentración de tierra. Este proceso no tuvo repercusiones directas en San Juan. Cuando cayeron los precios del algodón en el mercado mundial, a finales de los años sesenta, muchos capitalistas cambiaron a la ganadería y la exportación de carne. Los campesinos, siempre vivieron al margen del mínimo de existencia, fueron expulsados de sus tierras por medio de la violencia estructural y política. Los mecanismos de este proceso son conocidos: en una agricultura que se capitaliza rápidamente, los campesinos que tienen que competir en el mercado libre con grandes terratenientes, superproductores, en muy poco tiempo son condenados a muerte… si el Estado no toma medidas para su protección.
Cuadro 1
Después del triunfo en 1979 el sector de los grandes terratenientes perdió significado debido a la fuga de los somocistas beneficiando así a los pequeños y medianos productores. La política de la Reforma Agraria (véase Envío 9) va a fortalecer más todavía el sector campesino.
En San Juan del Sur la fuga del campo, provocada por esta ola de destrucción estructural, fue más acelerada por el hecho de que el Puerto ofrecía nuevas oportunidades de ingreso como la hostelería, prostitución. etc.
Hoy día la Unión Nacional de Agricultura y Ganaderos (UNAG) atiende en San Juan un mínimo de 1,500 campesinos y 22 cooperativas: 6 CAP (Cooperativa Agrícola de Producción) y 16 CCS (Cooperativa de Crédito y Servicio). En las CAP la propiedad, producción y comercialización es colectiva, mientras que en la CCS la tierra queda en manos privadas, solamente partes de la producción y sobre todo de los servicios para racionalizar la producción, se hace en colectivo. En el siguiente capítulo mostramos las características de los dos tipos de cooperativa con las opiniones de Agustino miembro de una CCS, y de Domingo miembro de una CAP.
Agustino y Domingo, dos campesinos de San Juan del SurEl padre de Agustino, tuvo dos bueyes y cuatro hectáreas de tierra donde sembró maíz y frijoles. El destino de los cinco hijos fue dado: tuvieron que buscar trabajo afuera. Un hermano fue sastre, otro albañil, un tercero trabajó como estibador y él mismo como chofer de camiones. Por eso, tuvo que irse a Managua, donde vivió durante siete años. Nunca se sintió feliz, aunque ganaba plata de forma rápida, sin embargo, la gastaba también más rápidamente. Hace mucho que jugaba con la idea de volver a San Juan, como campesino, pero no había tierras que comprar. Tuvo que esperar a triunfo de la Revolución en 1979 y la emigración simultánea de unos terratenientes locales. Hace dos años y medio regresó con su mujer y 5 niños a San Juan donde compró su casa y 9 hectáreas de potrero.
Hoy, tiene 24 cabezas de ganado de las cuales 12 son vacas, que le dan suficientes ingresos para educación de los niños, ayuda al padre, la casa, etc.
"Hoy tal vez, trabajo más que antes, pero más suave".
agustino está organizado en una CCS "..anteayer, hicimos en la CCS la planificación anual y el presupuesto que vamos a presentar al Banco para los créditos". Esto es algo totalmente nuevo en el horizonte de los campesinos planificación de un año, ¿por qué?
"En el primer año de la Revolución aquí las CCS fracasaron totalmente" Agustino da dos aclaraciones: primera, la persona que hizo las tareas administrativas y otras, no fue recompensada por el resto de los miembros. Es decir, este campesino no pudo trabajar durante un tiempo y esto significa que en tales circunstancias, él tuvo que afrontar muy rápidamente con problemas de sobrevivencia de su empresa, Segundo, los créditos dados con mucha confianza hacia los campesinos, fueron transformados a menudo en alcohol. Como causa de este comportamiento Agustino nos repetía: el fatalismo y el individualismo, pero también defendía a sus colegas.
"Mirá, para nosotros campesinos un Estado que nos apoya verdaderamente, que está interesado en nuestro progreso, que no sólo nos da crédito favorables, sino también asistencia técnica, todo esto es algo nuevo para nosotros". Durante Somoza los campesinos ricos que estaban reconocidos y que tenían parientes en el Banco y en el gobierno, recibían créditos. Hoy, todavía hay campesinos pobres que tienen la idea que todo o que les ofrece el estado es para engañarles o para robarles su poca propiedad. Todavía hay campesinos que no van al Banco por mido. La escasez de garantís para sobrevivir, el miedo y la inseguridad permanente de si alcanzan sus productos o ingresos o no, la violencia dominante por parte de instancias estatales que imposibilitaron todo intento de organizarse, causaron un fatalismo que deja aparecer cualquier planificación como inútil. Y en estas situaciones ayudó y ayuda a menudo el alcohol, un problema grande en el campo - no sólo en Nicaragua, sino en toda América Latina- Otro factor importante son las sectas evangélicas que tratan de individualizar el descontento todavía no ahogado por el alcohol, "lamentablemente con mucho éxito" opina Agustino. Además, agregó: "ellos impiden a muchos campesinos el participar en cooperativas".
Todavía hay cosas que no andan bien, hay muchos problemas y pérdidas de tiempo con la burocracia del INRA y de AGROMAQ (Instituciones estatales de Reforma agraria y de la maquinaria del campo). Al principio, la confianza en el personal de PROCAMPO y PROAGRO -responsables de la asistencia técnica y del abastecimiento - no fue muy alta, pero en cuanto a estos asuntos los campesinos parecen bien confiados.
Otro problema es la comercialización de la leche y del queso. Hasta hoy los campesinos tuvieron que vender estos productos a un comprador particular. Nunca recibieron un precio fijo y se sentían defraudados cuando veían los precios muchas veces bastante más altos de sus productos en el mercado. Agustino hizo una encuesta entre sus colegas y todos estuvieron de acuerdo en que la municipalidad de San Juan tenía que tomar medidas para que los campesinos pudieran vender sus productos a un comprador que ofrece precios fijos. El Municipio dio promesa y en las próximas semanas se va a hacer un censo de la entrada de leche y queso para fijar cantidad y precio.
Domingo, es miembro de una CAP que pasó muchos altibajos hacia el triunfo de la revolución. El vive en una casa e madera típica de campesinos. Un cuarto para dormir con hamacas, camas sencillas, y un cuarto donde se halla un hogar y una mesita. Perros, gallinas, gatos y -como es regular en Nicaragua- chanchitos que entran y salen.
Domingo, antes era albañil, sus compañeros del CAP eran pescadores, trabajadores del campo, estibadores, todos gente que soñó con un pedazo de tierra. La revolución lo hizo posible, el INRA les dio 45 hectáreas de terreno de un terrateniente somocista emigrado, 10 hectáreas fueron preparadas para la agricultura. En el primer año la CAP tuvo 13 miembros, en el segundo 4 y hoy tiene 7 miembros. Por qué esta inconstancia?
"En el primer año sembramos sorgo y los precios en el mercado estuvieron baos. No hubo ganancias, por eso, muchos compañeros impacientes se marcharon. En el segundo año lo trabajamos con arroz, ya anduvo bastante mejor, tuvimos unas pocas ganancias. En el tercer año, se sembraron arroz, maíz y frijoles, las ganancias estuvieron satisfactorias, y la CAP creció de nuevo". Todavía hay tres compañeros del primer año. Todos los miembros viven en el mismo barrio, todos se conocían desde antes.
Venden sus productos a ENABAS (Empresa Nacional de Abastecimiento). "El año pasado el Banco nos dio 42,000 córdobas de crédito. Nosotros vendimos un tanto por ciento para abonar estas deudas, el resto de la producción la compartimos, a partes iguales, entre los miembros de la CAP".
Si un miembro está enfermo o ausente en el caso de una participación en las milicias, los otros tienen que trabajar para él. Este reglamento no fue aceptado al principio por todos, pero hoy, parece totalmente evidente.
La CAP trabaja en relación estrecha con PROCAMPO y PROAGRO. Con estas instituciones junto con la UNAG se hacen los presupuestos y los planes de producción. En la CAP de Domingo, parecen estar muy contentos con el técnico de PROCAMPO quien les da mucha confianza y traslada sus deseos al Banco sin mayores dificultades.
Cada Cooperativa elige cada año un presidente, un contador, y un administrador de materiales. Para el trabajo en el campo se elige cada temporada a un mandador. Por supuesto, se discute mucho y decide juntos pero él tienen la responsabilidad última.
A la pregunta de los principales beneficios de la revolución para ellos, contesta Domingo: "Mirá, no hubo tierra para nosotros, hoy recibimos tierra, hoy por fin podemos vivir en tranquilidad y sin miedo. Además, nos dan créditos sin causar muchos problemas. Antes esto era imposible. Todavía tenemos problemas pero estamos confiados".
Uno de los problemas que han tenido fue con INRA porque había pensado dedicar esta región casi exclusivamente a la ganadería. La gente de la Cooperativa no tenían ganado como capital inicial y no dieron el apoyo necesario para este proyecto por miedo a pérdidas. Por eso, una gran parte del terreno entregado está ociosa.
En el verano cuando no hay mucho trabajo los campesinos buscan trabajar para mejorar sus ingresos. Domingo trabaja como albañil, otros participan en los cortes de café y algodón. "Nuestro problema principal en este año es el precio de alquiler por la tierra entregada que el gobierno quiere imponernos de 30 córdobas por hectárea cada año. Eso no lo entendemos. Se nos prometió darnos tierra y ahora se empieza con alquileres. No podemos aguantar esto económicamente. El gobierno tiene que cumplir con sus promesas".
Hablamos con Agustino, representante de San Juan en la Asamblea Departamental de la UNAG en Rivas, sobre este tema. Este nos dijo: "Yo expuse este asunto en la Asamblea. Representantes de otras regiones con tierras fértiles como la isla de Ometepe, estaban felices por el precio tan bao de alquiler. Pero estos alquileres son demasiado altos para San Juan donde la tierra es muy poco rentable. He insistido en hacer una excepción para regiones como San Juan. Hace poco en la Asamblea se decidió que los campesinos de San Juan no tenían que pagar nada". Esto prueba cómo funciona la democracia en la Nicaragua de hoy.
La situación actual: ley de emergenciaSegún Domingo, en su barrio se quedó todo igual con la ley de emergencia. Se trabaja como antes, todo está tranquilo. La participación en las milicias y en la vigilancia revolucionaria ha aumentado, aunque no en cifra muy alta. Unos tienen miedo, otros dicen que ya hay suficientes milicias, pero estamos alertas y dispuestos para cualquier caso. Agustino coincide con Domingo, hay muchos campesinos que no participan en manifestaciones muchos son tímidos, pero en el caso de una agresión, nadie duda en tomar las armas.
"En realidad, nosotros los campesinos no sabemos lo que es esta Ley de Emergencia. Desde tiempos anteriores conocemos el estado de sitio, pero hoy no nos damos cuenta absolutamente de nada".
Al final, añade Agustino: "Creo que nosotros campesinos estamos más con la Revolución que los trabajadores porque hasta el momento, recibimos más apoyo del gobierno y del Frente Sandinista. Nosotros nunca vamos a permitir que se detenga la Revolución...".
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