Nicaragua
¿Un proyecto personal, familiar, nacional, internacional?
El nuevo gobierno del FSLN cumple sus primeros seis meses
celebrando un nuevo aniversario del derrocamiento de la dictadura somocista, un acontecimiento que llevó por primera vez al Sandinismo al poder. Son inevitables las comparaciones
entre aquel proyecto y el actual. Son inevitables las especulaciones sobre el “sentido” del proyecto del FSLN
veintiocho años después.
Equipo Nitlápan-Envío
La estética con que el FSLN preparó el aniversario 28 de la Revolución se expresó en decenas de enormes vallas, instaladas por todo el país desde el Primero de Mayo. En ellas, la Primera Dama -responsable de la comunicación gubernamental- combinó el rosado chicha de las últimas dos campañas electorales con la efigie de un Sandino que guarda las espaldas a un Daniel Ortega en mangas de camisa, con el puño en alto y con el rostro de un hombre agotado por la dura faena en la que está empeñado.
En letras destacadas: Más democracia, más poder. En letras gigantes ¡Arriba los pobres del mundo! Como melodía “oficial”, los acordes de La Internacional -de donde es esa estrofa- comenzaron a emplearse como “mántrico” fondo musical de todos los discursos presidenciales.
La imagen oficial sugiere un proyecto personal -el culto a Ortega-; un proyecto nacional -Sandino lo encarnó-; y un proyecto internacional: no bastaría la promesa de “pobreza cero” y “hambre cero” que enarbola Ortega para los cuatro millones de pobres de Nicaragua y estaríamos asistiendo a un ambicioso plan que pondrá “arriba” a los cuatro mil millones de “pobres del mundo”…
MENOS EMPLEO,
MÁS OSCURIDADUna encuesta nacional de la Cid Gallup realizada entre el 5 y el 12 de junio mostró que entre febrero y la fecha del sondeo, la opinión positiva hacia el Presidente Daniel Ortega descendió de más 51% a menos 10%. Aún entre los simpatizantes del FSLN, sólo el 49% consideraba positiva la gestión presidencial. ¿Cómo explicar semejante bajón de 60 puntos en cuatro meses?
En un país donde impera el cortoplacismo, tanto entre los pobres como entre los privilegiados, los procesos electorales inducen pensamientos más mágicos que los habituales. Provocan espejismos: cambios instantáneos, milagros que lleven a “parar de sufrir”... Cuando pasa la borrachera de las expectativas que crean las campañas electorales, llega la hora de la realidad.
Poco ha cambiado Nicaragua desde el 10 de enero en dos temas tan sensibles para la mayoría de la población como las oportunidades de empleo y la crisis energética. El desempleo está creciendo. La crisis en el sector construcción -y en los sectores que éste arrastra- se mantiene. El desempleo es mayormente urbano. Hay un descenso en la inversión privada, nacional y extranjera -provocada por la incertidumbre política que generan los contradictorios discursos de Ortega- y por lo tanto, crece el desempleo en los servicios, en el turismo, en los medios de comunicación…
La crisis energética se ha agudizado. El 4 de julio rompió récords históricos: el déficit fue de 170 megavatios, alrededor del 25% de los que cubren la demanda nacional diaria. Y los cortes de energía en todo el país comenzaron a ser hasta de doce horas. Dos días después se declaró una emergencia nacional. Las perspectivas que expusieron los responsables privados y públicos de la energía son dramáticas: con altibajos en los déficits, la escasez de energía eléctrica será aguda hasta finales de año y aún después.
Las pérdidas que a diario provocan los cortes de luz son enormes, afectando a la producción agrícola, a pequeños y grandes negocios, a oficinas públicas y privadas, a hospitales y escuelas, a todos los hogares. El malestar que causan es creciente. Y es probable que repercutan en el descenso del crecimiento económico calculado para el 2007.
¿IMPROVISACIÓN,
APRENDIZAJE, INEFICACIA?A esta dura realidad en el presente hay que sumar un estilo de gobierno que siembra incertidumbre en el futuro. ¿Cuál es el proyecto del FSLN? Los discursos son contradictorios: hoy se maldice lo que mañana se aplaude. Las acciones económicas son consistentes con un modelo neoliberal, pero los discursos abominan de ese “capitalismo salvaje”. Los ministros no suelen hablar, la pareja presidencial domina el escenario y controla la escasa información que el gobierno traslada a la opinión pública. El Presidente habla sin responder. La Primera Dama repite consignas vacías. La comunidad donante no recibe mensajes claros. ¿Es improvisación o es aprendizaje? ¿Es cuestión de tiempo verle la cara al proyecto? ¿O no hay proyecto y todo lo que vemos es un continuo acomodo a una rea¬lidad que no se les somete como esperaban o quisieran?
A seis meses de gobierno, esta última hipótesis aparece como la explicación más correcta, consolidándose la impresión de que lo que ha quedado del FSLN es una estructura diseñada fundamentalmente para funcionar en la oposición, no para gobernar. La manipulación de las instituciones públicas, el doble discurso, y las triquiñuelas que tan bien le han servido al FSLN para luchar contra las manipulaciones, el doble discurso y las triquiñuelas de sus adversarios políticos, resultan insuficientes e ineficaces para organizar la gestión pública en un país desesperado y empobrecido como Nicaragua.
Sin embargo, aún en medio de la improvisación y la confusión reinantes,¬ es posible encontrar algunas señales que permiten especular sobre el rumbo del gobierno.
UN LARGO VIAJE:
VENEZUELA, ARGELIA, LIBIA...Durante 15 días, el Presidente Ortega y su esposa, en un avión particular facilitado por el Presidente libio Muammar Gaddafi, realizó su primer gran viaje internacional. Al ir acompañados de hijos, hijas y nietos, tenía también el aire de unas vacaciones familiares. El periplo tuvo como escalas Venezuela, Argelia, Libia, Irán, Senegal y Cuba. La parada en Caracas era obligatoria: el proyecto social del gobierno depende de la cooperación venezolana y Nicaragua es el cuarto país integrado al ALBA. Además, en esas fechas Chávez atravesaba por momentos difíciles con la cancelación del permiso a RCTV y Ortega fue a solidarizarse con él.
La etapa de Argelia y de Libia parece responder a re-encuentros sentimentales con leales aliados de los años 80 para solicitarles con urgencia fondos. Gadaffi financió los gastos de todo el viaje y durante estos años ha sostenido con “remesas” a la familia presidencial y las campañas electorales del FSLN, como en alguna ocasión lo reconoció el propio Daniel Ortega. Ni Argelia ni Libia son ya países “peligrosos” y sus gobiernos son aliados de Estados Unidos en la “lucha contra el terrorismo”.
IRÁN, SENEGAL, CUBADe Irán -cuarta etapa del viaje, segundo exportador de petróleo mundial- Ortega también tiene interés en recibir ayuda. A cambio, estrecha relaciones con un gobierno que actualmente desafía al mundo con su proyecto nuclear y mantiene una política de fundamentalismo religioso que violenta los derechos humanos, especialmente los de las mujeres. Fue ésta la etapa más polémica del viaje desde el punto de vista geopolítico, porque aliándose con Irán, Nicaragua podría verse envuelta en un conflicto ajeno y lejano.
De la inesperada parada en Senegal -el plan era parar en Roma para dialogar con empresarios privados-, lo que se conoció fue la visita que hizo la familia presidencial a la isla de Goré, emblemático lugar de la infame trata de esclavos.
En Cuba, final del viaje, aunque el comunicado oficial habló de una conversación de cuatro horas entre Ortega y Fidel Castro, fue significativo que no hubiera constancia gráfica de este encuentro, una imagen que Daniel Ortega busca afanosamente desde hace un año sin conseguirla. No cabe duda que Ortega no está a la altura de Hugo Chávez y de Evo Morales en la escala del aprecio y de las relaciones internacionales de Fidel Castro.
Cuba está colaborando con Nicaragua con personal e infraestructura de salud, especialmente en la abandonada Costa Caribe. Días después de tan largo periplo -y sin conocerse detalles concretos de lo conseguido- Ortega y Murillo viajaron a México y después a Belice a una Cumbre de Presidentes de Centroamérica.
BUSCANDO EN EL BAÚL
DE LOS RECUERDOSEn todos estos viajes Daniel Ortega -también Murillo- se presentan como protagonistas de la segunda etapa de la Revolución nicaragüense. Como abanderados de la nueva unidad de América Latina. Como líderes de un pueblo en lucha. Como militantes de un nuevo bloque ideológico de resistencia al capitalismo y a Estados Unidos destinado a reorganizar el caótico orden mundial.
Con reflexiones deshilachadas sobre la crisis del capitalismo salvaje, el cambio climático, la emergencia de los países del Sur, el “alba” de los pueblos latinoamericanos, el fracaso de las políticas neoliberales, la crisis energética mundial, los biocombustibles, los pecados de la sociedad de consumo y la “hora” de los pobres del mundo -salpicado todo con referencias a Dios-, Ortega busca recuperar tribuna internacional, trata de rescatar del arcón del olvido su imagen de revolucionario reconocido en todo el mundo.
Y a veces lo consigue. Muchos lo creen. Bastantes necesitan creerlo. Al igual que la mente de Daniel Ortega y la de muchos funcionarios de su gobierno se nos aparece hoy como congelada en el lenguaje, los estilos y los proyectos de los años 80, una generación de contemporáneos de aquella época dispersos por el mundo también quedaron fijados en el momento histórico en que Nicaragua y su revolución sí fueron realmente un ejemplo, una utopía con base, un imán que hacía pensar y actuar al resto del mundo. Con esa red de nostálgicos se puede organizar un Club del Recuerdo, pero no una verdadera y efectiva red de apoyo internacional.
¿UN PROYECTO
INTERNACIONAL?¿Tiene el FSLN un proyecto internacional? La insignificancia, la irrelevancia de la Nicaragua de hoy en el actual mapa mundial permite dudar de la consistencia que tendría un proyecto así, si es que existiera realmente. La alianza con Chávez es el factor que le está dando a Ortega la oportunidad de que así parezca, lo que le está permitiendo darse, a sí mismo y a los nostálgicos de la izquierda, la apariencia de que es así.
Apariencias, retórica, imágenes: porque, entre otras cosas, la macroeconomía nicaragüense sigue estando tutelada por el Fondo Monetario Internacional; porque Daniel Ortega no toca al gran capital nicaragüense, representante de los capitales transnacionales del capitalismo salvaje; y porque no hay ya las tensiones que hubo entre el Ejército de Nicaragua y el de Estados Unidos.
¿DOS PROYECTOS EN UNO?Hay quienes señalan que lo que sucede realmente es que en el nuevo gobierno conviven dos proyectos. El de Daniel Ortega: lucirse internacionalmente añorando su pasado. Y el de Rosario Murillo: gobernar nacionalmente calculando su futuro.
Se repetiría así el esquema de los años 80, cuando Ortega recorría los foros mundiales a nombre de la revolución sandinista y dejaba el gobierno -la administración, la organización, la conducción, todo eso que significa gobernar- en manos del Vicepresidente Sergio Ramírez y del resto de la Dirección Nacional del FSLN, cada quien en su feudo. Con una diferencia fundamental: Ramírez fue elegido en 1984 por los votos y la esposa de Ortega ha sido impuesta por él, violando las leyes que prohíben el nepotismo.
UN PROYECTO FAMILIAR, ¿DINÁSTICO?Las sucesivas crisis por las que ha atravesado el FSLN después de la derrota electoral de 1990 -no nacidas precisamente de reflexiones sobre principios o valores políticos ni de debates sobre programas o estrategias de izquierda, sino de luchas por imponer el poder de Ortega, y concluidas con la separación de dirigentes o el aislamiento de los “disidentes”, crisis caracterizadas por el abandono de la educación política de las bases y por el pragmatismo de las decisiones de la cúpula, incluido el indigno pacto con Alemán- condujeron a la burocratización del FSLN y a la entronización y el culto a la personalidad de Daniel Ortega, reduciendo el actual sandinismo del FSLN a “danielismo” u “orteguismo”.
Conocedores desde dentro de la involución que en esa dirección han sufrido las estructuras partidarias, son muchas las voces de dirigentes sandinistas, hoy ya en otras orillas, que coinciden en que, combinando ambos proyectos -las nostalgias de Ortega y las ambiciones de Murillo-, a lo que asistimos actualmente es al inicio de un proyecto personal-familiar.
La omnipresencia de Murillo al lado del Presidente, su indiscutible poder, la exhibición calculada de ese poder -rectificando a Ortega en público, completando sus declaraciones, aclarándolas- y el papel de “secretario” que a menudo juega en los actos oficiales su hijo Rafael, dan pie a esta caracterización. Algunos van más allá. El modelo de poder de la familia Somoza, incrustado en los memes de la cultura política nacional, habría hecho su trabajo en la mente de la pareja presidencial. Y por eso, sandinistas como el General retirado Hugo Torres o como el ex-funcionario del FSLN en los años 80 Edmundo Jarquín, han llegado a afirmar que el proyecto no es sólo familiar, sino “dinástico”.
LOS CONSEJOS: CLAVE
DEL PROYECTO NACIONAL¿Predomina el proyecto internacional sobre el nacional? No parece realista interpretar así lo que sucede, teniendo en cuenta que la permanencia en el poder de este proyecto familiar se juega dentro de Nicaragua, no en los cambiantes terrenos internacionales. Daniel Ortega tiene intenciones reeleccionistas. Y Rosario Murillo tiene aspiraciones presidenciales.
Por lo que vamos viendo, el FSLN, consciente de los límites que hoy tiene, al no contar con una mayoría parlamentaria ni con las simpatías de la mayoría del electorado ni con las de la mayoría de la población, ha estructurado una estrategia: ampliar su base social en estos cinco años combinando clientilismo y asistencialismo y financiándolos con la cooperación venezolana. Adobado todo y siempre con el más explícito providencialismo religioso.
Ampliar sustancialmente su base de apoyo le garantizaría al FSLN ganar las elecciones generales de 2011 con un mayor porcentaje y así lograr la necesaria mayoría parlamentaria para no tener las ataduras institucionales que hoy tiene que manejar para hacer algunas de las cosas que quiere hacer.
La herramienta política para ampliar la base social son los Consejos del Poder Ciudadano, instalados en todo el país a partir de la celebración de este 19 de Julio. Los Consejos -expresión de la democracia directa donde el pueblo Presidente y las familias de la patria libre experimentarán más democracia, más poder, según reza la propaganda oficial- están llamados a ser los canales para que la gente reclame, demande, solicite, pida, reciba, sea asistida, se convierta en “cliente” del partido en el gobierno y a cambio, respalde las medidas y decisiones que tome la élite gubernamental.
¿UN CAMBIO DE MODELO?¿Se trata de un proyecto nacional o de un proyecto partidario? Más bien, parece lo segundo, pero aún siendo un proyecto económico-político-social que el partido FSLN ofrece a toda la nación, son muchos los obstáculos que tendrá que sortear para lograr lo que se expresa en un documento interno del FSLN como meta final del proceso que se inicia con los Consejos: Crear condiciones subjetivas que permitan la movilización masiva de ciudadanos empoderados que presionen al Poder Legislativo en función de las reformas jurídicas necesarias, para avanzar hacia otros aspectos de la democracia directa y la institucionalización jurídica del Poder Ciudadano, que en este momento puede organizarse y funcionar sin reformas jurídicas, pero éstas serían necesarias para que su vigencia no dependa de la voluntad del gobierno de turno.
¿HACIA EL SOCIALISMO
DEL SIGLO 21?Como se aprecia en este texto, la meta es cambiar el modelo político vigente en el país. Cambiarlo pasando por encima de la Ley. Los Consejos desconocen las instancias de participación ciudadana plural que ya existen legalmente y que vienen funcionando en el país. Las obvian, se orientan a sustituirlas.
¿Hacia dónde, hacia el Socialismo del Siglo XXI? Parece una pretensión nacida de la ignorancia o de la arrogancia. En el siglo XX, el FSLN no construyó el socialismo, ni siquiera lo pretendió.
El Socialismo del Siglo XXI es una consigna de la Revolución Bolivariana, pero no es una reinterpretación seria del Socialismo. Con todo, los venezolanos han sido, al menos, originales en la creación de esa consigna. De momento, el “concepto” no se escucha en los discursos presidenciales y la Primera Dama ocupa, más bien, la Internacional, icono musical del Socialismo del siglo XX.
¿Cómo hablaría el FSLN del Socialismo del siglo XXI sin haber sido capaz de definir, mucho menos de construir, el Socialismo en los años 80 del siglo XX?
Derrotado el experimento revolucionario en las urnas electorales, nunca el FSLN reflexionó con sus bases, ordenada, crítica y creativamente, sobre las causas que derrotaron aquel modelo, y que evidentemente, no fueron únicamente el bloqueo y la guerra. Años después el FSLN perdió su fuerza intelectual con la salida de quienes organizaron el MRS. ¿Quiénes quedaron a cargo del timón del partido? Los empresarios sandinistas y los operadores clandestinos, todos ellos ultra-pragmáticos, prisioneros de su ambición y alérgicos a la reflexión.
RECURSOS PARA “EMPODERAR”Como no ha habido reflexión, el FSLN requiere de recursos para “ganarse” a la gente, que es lo mismo, en este caso, que “empoderarla”, como aparece reflejado en su “meta” política. Esos recursos vendrán fundamentalmente de la cooperación venezolana y especialmente, de los dineros que le deje al gobierno el favorable convenio petrolero entre Venezuela y la empresa estatal Petronic: por lo menos, 300 millones de dólares anuales que Ortega ha anunciado dedicará a programas sociales.
El Presidente Ortega y su equipo pretenden manejar esos recursos de forma discrecional, sin pasar por la Asamblea, ni por el Presupuesto ni por los mecanismos institucionales de control de los recursos públicos. No habría otra explicación para esa pretensión que el uso clientelista que les querrían dar. ¿O un nuevo proyecto de enriquecimiento corporativo-partidario? También habría que contar con esta posibilidad.
Este mes, en las rondas de negociaciones del gobierno con el FMI para la firma de un acuerdo para los próximos tres años, todas las condicionalidades del FMI parecen haber sido aceptadas por el equipo del gobierno y el único aspecto que detiene la firma del memorando previo es que el FMI quiere que se “transparente” el uso que se le dará al financiamiento concesional del suministro de combustibles que Venezuela le ha otorgado a Nicaragua.
El gobierno se resiste. Por su parte, las bancadas de ALN y del MRS introdujeron al Parlamento una ley para establecer mayores y más explícitos controles legales sobre los préstamos y donaciones que reciba el gobierno. Buscando quebrar esa resistencia.
CON EL FMI:
HERMETISMO Y REGAÑOSMientras el equipo negociador del gobierno con el FMI insiste en que la empresa estatal Petronic -que administrará los recursos del convenio petrolero con Venezuela- debe quedar fuera del Presupuesto o argumenta que es difícil precisar desde ahora los montos, los plazos y el calendario de lo que se recibirá hasta 2009 -como lo está solicitando el FMI-, el Presidente Ortega en la plaza pública reprendió al equipo negociador por dar a conocer a los medios este reclamo del FMI -las negociaciones se han llevado a cabo en un total hermetismo- y denostó al organismo internacional por querer meter en controles a Petronic para que no contribuya a la labor social y al desarrollo, concluyendo que jamás Nicaragua aceptará esa “condición” del FMI.
El economista de la Coordinadora Civil, Adolfo Acevedo -tan crítico del maltrato que el FMI ha impuesto a los países a los que asiste- coincide en esta ocasión con el FMI. Muchos más también coincidimos.
Lo explica así Acevedo: Esta solicitud del FMI, al menos técnicamente hablando, tiene un fundamento impecable. Es evidente que la cooperación venezolana, si alcanza los volúmenes anunciados, tendrá importantes repercusiones macroeconómicas, directas e indirectas, en diversos balances y “variables macroeconómicas”, implicaciones que deben ser evaluadas detenidamente por el FMI, que ha sido llamado por Nicaragua como auditor... Resulta extraño que el Presidente se moleste con los funcionarios de su gobierno por informar de esta exigencia del FMI que, reitero, es técnicamente impecable. Las declaraciones de estos funcionarios han sido la única fuente de información que hemos tenido los ciudadanos para formarnos una idea de lo que -más o menos- puede estar ocurriendo en las encerronas secretas con el FMI.
Teniendo en cuenta el poder político y financiero que actualmente ha perdido el FMI, lo que lo está obligando a posiciones más flexibles en su trato con los países que aún recurren a su asistencia, Acevedo calcula que el gobierno de Nicaragua busca un acuerdo con el Fondo por razones ante todo políticas, es decir, busca un aval internacional para enviar una señal de que sus políticas continuarán siendo correctas. Obviamente, esa señal la está enviando Ortega a los representantes del capitalismo salvaje del que abomina.
¿UN PROYECTO PARTIDARIO
O CIUDADANO?Un uso discrecional de los recursos venezolanos son cruciales para el proyecto Ortega-Murillo. La actitud defensiva del Presidente lo confirma. Por los medios masivos -noticias en los diarios, comentarios de pobladores en los programas radiales de opinión que llenan el dial- y por informaciones directas que recibimos, vamos observando que los Consejos del Poder Ciudadano se utilizarán para canalizar ayudas, becas, proyectos, urea, operaciones quirúrgicas...
El pragmatismo que genera el hambre, el empobrecimiento y la falta de oportunidades será el camino que conducirá a mucha gente hacia los Consejos. ¿A cuánta gente? Esa mezcla de asistencialismo y clientelismo difícilmente empoderará a nadie, pero sí puede ganarle votos al FSLN en las próximas elecciones municipales.
La pregunta siguiente es si habrá “cama pa’tanta gente”, si la ayuda que se distribuirá alcanzará para tanta gente necesitada. Se escuchan también informaciones de que, al ser limitada la ayuda de la que se dispone, se está priorizando a los verdaderos “sandinistas”, a los que “sudaron la camiseta” en la campaña electoral o a los que “no han sido traidores” en estos años.
Estos comportamientos, y la trayectoria oscura de muchos de los dirigentes del FSLN que están convocando a integrarse a los Consejos -gente con escasa credibilidad entre los pobladores, cuestionada, “piñatera”- alienará a mucha gente de participar y validará la percepción de que los Consejos son estructuras partidarias y no organizaciones ciudadanas.
“EN ABSOLUTA LIBERTAD
Y UNIDAD”Cuando le preguntaron a Rosario Murillo, coordinadora nacional de los Consejos, sobre éstas y otro tipo de quejas -Secretarios Políticos del FSLN que están imponiendo sólo a sandinistas en las directivas de los Consejos y convocando sólo a sandinistas- respondió: La conformación del Poder Ciudadano es un proceso en el que estamos aprendiendo todos, una búsqueda común para alcanzar un modelo de sociedad, donde el pueblo verdaderamente ejerza el poder, pero en absoluta libertad y sobre todo, en absoluta unidad. Los Consejos de Ciudadanía deben ser el modelo de la Reconciliación Nacional, que es el principio de nuestro Gobierno.
Si hay errores, hay que corregirlos. No podemos imponer a nadie, tenemos que hacer procesos de elecciones en cada comarca, barrio, municipio, departamento. Y aquell@s compañer@s que se sientan excluid@s o que sientan que no se está cumpliendo con las orientaciones de Daniel, en términos de la diversidad, amplitud, y sobre todo, de la libertad que tiene que haber en los Consejos, deben de ejercer sus derechos a reclamar.
¿UN PROYECTO CREÍBLE?Sólo el tiempo dirá si la gente reclamará el derecho a participar en nuevas organizaciones conducidas por viejos dirigentes, atrapados en viejos estilos. El grado de desorganización de la sociedad nicaragüense en estos años neoliberales ha sido notorio. El individualismo se ha impuesto. El “¡sálvese quien pueda!” propio del modelo ha calado hondo. ¿Y los malos ejemplos de tantos dirigentes sandinistas -que viven hoy como los oligarcas a los que critican- y han sostenido todo el armazón del neoliberalismo desde la “oposición”?
En su congelamiento mental, la pareja gobernante parece haber olvidado que es imposible intentar recrear un proyecto “revolucionario” en este contexto histórico. Ni salimos de una dictadura con el fervor de habernos unido todos para derrotarla. Ni estamos en una guerra que obliga a hacer esfuerzos heroicos y a alinearse en estrategias comunes. Ni la mística y la ejemplaridad están presentes en quienes conducen el actual proceso. Un proyecto de cambios en Nicaragua requiere de un liderazgo del que el FSLN -también la oposición- carece.
¿Y EL PROYECTO EMPRESARIAL?Forzando la realidad, el proyecto personal-familiar está creando contradicciones con el proyecto empresarial de los grupos económicos que también tienen representación en la cúpula del FSLN. Más realistas, más pragmáticos, estos dirigentes se dan cuenta de que los contradictorios discursos agresivos de Daniel Ortega perjudican sus intereses. O dicho en las palabras que dirigieron a Ortega este mes los grandes empresarios del COSEP, solicitándole que, una vez más, “la política no frene la economía”.
En junio, el caso de mayor confusión lo vimos en las relaciones entre Daniel Ortega y la distribuidora española de energía Unión Fenosa. En su campaña y siendo ya Presidente, Ortega atizó contra la transnacional española la ira popular y prometió que sacaría a la empresa del país. En junio, y desde México, su vocera Murillo dio, muy emocionada, al pueblo nicaragüense la “buena noticia” de que Daniel había resuelto directamente los problemas con la transnacional con una simple llamada telefónica al Rey de España y que se había llegado a un acuerdo que cambiaba la situación negativa entre el gobierno y la empresa.
Al llegar a Nicaragua, Ortega relató en plaza pública su campechana conversación con el Rey, pero habló de “los colmillos” de la empresa española y alentó a la masa a que gritara: “¡Fuera, fuera! ¡Que se vayan, que se vayan!” Y al día siguiente envió al Parlamento, con carácter de urgencia, una ley que le concede a Unión Fenosa no sólo ser distribuidora sino generadora de energía.
Tal vez fue cacheteado por la realidad el Presidente, ya que el grave problema energético del país no es tanto la distribución sino la generación, problema del que todos los actores políticos del país -grandes empresarios privados y altos funcionarios públicos, también los del FSLN- son responsables desde hace ya muchos años.
¿ESQUIZOFRENIA
O CÁLCULO?La bipolaridad es diaria. Un día hay abrazos con los grandes empresarios del COSEP, al día siguiente Ortega llama a algunos de ellos gángsters y tiburones y al otro día se reúne con los tiburones…Un día anuncia que Nicaragua saldrá del FMI y al día siguiente se ufana del éxito en las negociaciones con el Fondo. Un día habla del fraude de la deuda interna y al otro día inaugura instalaciones de uno de los bancos beneficiados por esa operación.
¿Es calculada esta esquizofrenia política? ¿Se vive en ella o se la quiere provocar? ¿Para qué, para mantener en vilo a los grupos económicos del país, a los inversionistas? ¿Para mantener a la base social sandinista cohesionada con “buenas razones”, ya que no es tiempo aún de “obras que sean amores”?
¿Es una versión chapiolla del garrote y la zanahoria? El empresario y ex-diputado Bayardo Arce, el más visible de los dirigentes sandinistas que representa a los grupos económicos en la cúpula del FSLN, reconoce que este errático rumbo está causando contradicciones al interior del partido. Pero las llama acomodo. Y explica que el retorno al gobierno del FSLN es uno de esos grandes momentos del partido y es lógico que en grandes momentos se den grandes saltos y se acomoden las fuerzas.
“EL NUEVO PROYECTO SANDINISTA”En vísperas de la celebración del 19 de Julio, el Departamento de Educación Política del FSLN distribuyó entre sus bases un primer cuaderno para consulta y debate sobre el nuevo proyecto sandinista.
Tras una superficial e incompleta descripción de la realidad actual de Nicaragua -no se mencionan siquiera las consecuencias -o las “razones”- de ocho años de pacto entre el FSLN y el PLC, no hay una sola línea sobre el papel que en la economía y la cultura del país juegan hoy los emigrantes y sus remesas-, el texto se orienta a identificar a los sujetos de la nueva hegemonía sandinista: en lo político serán los Consejos y en lo económico las asociaciones, dando por un hecho que en el país existe, o se puede expandir rápidamente, una asociatividad generalizada. Cuando plantea la “política de alianzas” el nuevo proyecto establece una división -conveniente para el pacto- entre los liberales del PLC y los neoliberales de la ALN, a favor de los alemanistas.
¿EDUCACIÓN POLÍTICA
SIN ÉTICA?Este esbozo propagandístico de la estrategia del FSLN propone como gran reto del proyecto lo que llama la batalla por las ideas, tópico copiado de la reciente realidad cubana. Sin embargo, no hay ideas novedosas, sugerentes o dinamizadoras en las páginas de tan sorprendente texto.
El texto con que el FSLN “educa políticamente” a sus bases para la que llama segunda etapa de la revolución, refleja claramente el vacío de pensamiento que aqueja a este partido. Se asume que un proyecto de transformaciones sociales es, simplemente, un proyecto de desarrollo económico del que, automáticamente, se derivarían los elementos políticos capaces de darle fuerza, estabilidad y legitimidad.
Se ignora que la movilización y la cooperación social necesarias para una transformación económica revolucionaria requiere siempre de un proyecto de nación construido a partir de una posición y una visión ética legitimada por una voluntad popular mayoritaria. Solamente así puede legitimarse un proyecto revolucionario. Fue así que se legitimó el proyecto sandinista en 1979.
Simplistamente, se asume que un proyecto de izquierda es un proyecto fundamentalmente económico y que basta exclusivamente con ser anti-neoliberal. Ni una palabra en el texto sobre la cultura de trabajo, de servicio público o de producción que hay que cambiar en el país para que el país cambie.
Ni una palabra tampoco sobre una nueva ética familiar y de género. Ni una sobre la ética en la política o sobre la falta de ética en la política con la que el FSLN ha maniobrado hasta llegar al gobierno para construir su “nuevo” proyecto, esto que estamos viendo y viviendo, esto que veintiocho años después se atreve a llamar “segunda etapa de la revolución”.
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